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Chile vuelve a encender el debate por la marihuana en América Latina

El gobierno de Michelle Bachelet estudia retirar el cannabis del listado de drogas duras y proponer la despenalización para uso medicinal. En la región, hay distintas iniciativas. La legislación de Uruguay sigue siendo blanco de críticas.

Mientras que la región mira con especial atención el experimento uruguayo de regular la producción, distribución y venta de la marihuana, Chile avanza en su propia legislación. Esta semana, el flamante gobierno de Michelle Bachelet anunció su intención de tomar una política más flexible con respecto al consumo de cannabis. «No es una droga dura», justificó la nueva ministra de Salud, Helia Molina. El decreto con la exclusión del listado de drogas consideradas peligrosas espera la firma de la presidente y su posterior publicación en el diario oficial, pero el asunto ya está prácticamente cerrado.

Resulta paradójico que haya sido la gestión anterior de Bachelet la que definió que la marihuana fuera añadida, en 2008, a la lista de sustancias calificadas de alta toxicidad y de generar un alto nivel de dependencia. Ahora, hasta se ha dejado la puerta abierta para el debate sobre la despenalización, en principio, para el uso terapéutico, según se desprende del programa para los primeros 100 días de gobierno que presentó la mandataria durante la campaña electoral. En el país, ya está permitido el consumo personal, pero el cultivo y la venta están penados por la ley y no faltan las voces que claman por su legalización.

 

  • Uruguay, ¿el ejemplo por seguir en América Latina?

 

En diciembre del año pasado, el Congreso uruguayo aprobó la iniciativa -impulsada por el gobierno de José Mujica- para legalizar la cadena de producción y distribución de la marihuana. El mandatario había explicado que el resto de las políticas de lucha contra el narcotráfico no habían funcionado y que era momento de pensar una nueva estrategia. La reglamentación de la ley está prevista para el 10 de abril, pero ya se sabe que la planta se cultivará en un predio de las Fuerzas Armadas, que se darán 10 gramos por persona y que la producción la hará el Estado, aunque estará abierta a privados y al autocultivo limitado.

 

 

La decisión de Mujica fue duramente cuestionada al interior y fuera de Uruguay. El senador del Partido Nacional Jorge Larrañaga fue una de las voces disonantes. Precandidato a las elecciones presidenciales, prometió que, si es elegido en octubre, derogará la ley de la marihuana. «No planten nada», advirtió. Desde la ONU también hubo críticas. El presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), Raymond Yans, aclaró que la nueva legislación uruguaya viola tratados internacionales firmados por el país, además de alertar que no es una droga «inocua».

 

  • Ecuador y Colombia prestan atención al modelo uruguayo

 

Aunque la legalización de la marihuana en Ecuador y Colombia todavía parece improbable, sus respectivos gobiernos han manifestado su interés en la iniciativa de Uruguay. «Vamos a monitorear cómo se van desarrollando las diferentes fases de aplicación del proyecto», afirmó el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep) ecuatoriano, Rodrigo Vélez. «Creemos que puede aplicarse en Ecuador, si bien tenemos una realidad diferente por nuestra ubicación geográfica cercana a los países productores de coca y cocaína», añadió el funcionario.

En Colombia, uno de los mayores productores de droga de la región, el porte mínimo -un gramo de cocaína y 20 gramos de marihuana- está despenalizado desde 2012. El presidente Juan Manuel Santos coincidió con Mujica en que la actual lucha antidrogas fracasó a nivel global. «Infortunadamente para nosotros, éste es un problema de seguridad nacional. Y si nosotros bajamos la guardia, inmediatamente nuestros enemigos se van a fortalecer», aclaró. Por lo tanto, dejó en claro que, antes de arriesgarse a una legalización, esperará ver los resultados concretos en Uruguay.

 

  • Bolivia, Brasil y México, cautelosos respecto de la discusión

 

En ninguno de los tres países hay iniciativas avanzadas, pero sí está instalado el debate. En Bolivia, el viceministro de Defensa Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres, sostuvo en una reciente entrevista que el país «está obligado» a discutir una normativa sobre el consumo de marihuana. «Ni despenalización ni legalización de fondo, sino sobre el uso de ciertos estupefacientes, estamos hablando por ejemplo del tema de la marihuana», explicó el funcionario. Pero, por el momento, no es una cuestión prioritaria. El gobierno de Evo Morales reclama desde hace años que la hoja de coca deje de ser considerada una droga.

«Despenalizar implica un beneficio para quien consume, no para el que trafica»

En Brasil, la presidente Dilma Rousseff se ha mostrado contraria a una legalización de la marihuana y probablemente no plantee siquiera una opinión, dado que 2014 es un año electoral. Pero en febrero, la Cámara alta entró en el debate de la regularización del uso recreativo, medicinal e industrial del cannabis después de que más de 20.000 personas impulsaran una iniciativa popular a través de internet. El senador Cristovam Buarque, del Partido Democrático Laborista (PDT), presentó finalmente el texto del proyecto, que prevé el registro de clubes de cultivadores y la emisión de licencias para la venta.

México enfrenta un escenario delicado. En un país donde la guerra contra las drogas dejó 70.000 muertos en menos de 10 años, hablar de legalización es controversial. En cambio, sí hay iniciativas para la despenalización impulsadas desde el oficialista PRI hasta el opositor PRD. «No es lo mismo despenalizar que legalizar. Despenalizar implica un beneficio para quien consume, no para el que trafica», explicaba el año pasado el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa. «Las prohibiciones al extremo lo único que producen es más violencia», agregó el presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Arroyo Vieyra.

 

  • La posición indefinida de la Argentina, Paraguay y Venezuela

 

En la Argentina, la penalización de la posesión de drogas para uso personal con la privación de la libertad fue declarada inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia. La legislación uruguaya también tuvo su impacto y el titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), el padre Juan Carlos Molina, aseguró que se debe debatir al respecto. Y hace poco, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, se manifestó a favor de despenalizar la producción y comercialización de marihuana, aunque la presidente Cristina Kirchner no hizo ningún gesto en ese sentido.

 

Por su parte, el mandatario paraguayo, Horacio Cartes, no ha dado señales de querer despenalizar ni legalizar la marihuana, pero sí dijo que sería «implacable» en la lucha antidrogas. En lo que respecta a Venezuela, país que desde hace un mes y medio se encuentra sumergido en una ola de protestas opositoras y donde el poder político tambalea ante la crisis económica, el gobierno de Nicolás Maduro optó por el silencio y dejó en claro que el debate no está dentro de sus prioridades.

 

  • El Caribe, en fase de exploración

 

Jamaica, país simbólico del consumo de cannabis, se plantea despenalizar este año la marihuana, según anunció en febrero el ministro de ciencia, Tecnología, Energía y Minería y representante del Gobierno en la Cámara baja, Phillip Paulwell. «Jamaica no puede permitirse quedarse atrás respecto a otros países», justificó el funcionario. De acuerdo con Paulwell, una medida de estas características supondrá un beneficio económico, social y cultural para todo el país. La prensa especula con que la cuna del músico Bob Marley se convierta en un circuito turístico con marihuana legal.

Por otro lado, la Secretaría General de la Comunidad del Caribe (Caricom), tras realizar investigaciones exploratorias desde septiembre, sugirió a sus 15 miembros explotar las propiedades medicinales del cannabis y beneficiarse así de su gran potencial económico. «La región podría explorar cualquier beneficio comercial de un potencial industrial de miles de millones de dólares, que incluye la investigación y el desarrollo, así como la fabricación de productos de la marihuana médica», señalaron desde la secretaría. Estas recomendaciones no son vinculantes, pero son claves para las decisiones del bloque.

 

  • Los Estados Unidos: los casos de Colorado y Washigton

 

El 1° de enero de este año, los estados de Washington y Colorado fueron los primeros en instalar los llamados coffee shops, al estilo de los holandeses, donde los consumidores de marihuana pueden adquirir hasta 28 gramos de cannabis de forma legal. California y Oregon están estudiando medidas de legalización similares. A nivel nacional, el gobierno de los Estados Unidos se ha mostrado receptivo a los estudios preliminares sobre el uso medicinal de la marihuana, aunque la legalización es algo a lo que Barack Obama se ha opuesto, ya que considera que eso no solucionará el problema de fondo.

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