El consumo de sal es el doble de lo recomendado

El objetivo que asumió el Gobierno es que el consumo promedio de sodio (que se encuentra fundamentalmente en la sal) baje de los 9,7 gramos actual a la meta de 5 gramos por persona y por día para el año 2020, según la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), informó el director de Salud de la Intendencia de Montevideo, Pablo Anzalone. El jerarca agregó que la sal en los panes debería bajar un 40%, pero que esto se hará progresivamente.

«La experiencia ha demostrado que es mejor hacerlo de a poco, para que no haya rechazo de parte del público», pero la baja de sodio «tiene que ir bastante más allá de este 10%, hasta el 40%, lo que depende de cómo se vaya procesando y de la población», precisó.

Panificados es el grupo de alimentos que representa el mayor aporte de sodio a la dieta de los uruguayos, informó la IMM. El Ministerio de Salud Pública (MSP) en acuerdo con el Centro de Industriales Panaderos y la comuna, planificó esta estrategia de reducción progresiva de sal y se partió de una disminución de 10% de la sal agregada en la elaboración.

La comuna controlará el nivel de sodio en los productos panificados de todas las panaderías de Montevideo, que se estiman en unas 400. Ya hay 70 de ellas que se sumaron voluntariamente a la campaña «- Sal + Salud» y redujeron el contenido de sodio. Las panaderías que adhirieron a esta iniciativa serán exoneradas del costo del análisis que realizará la Intendencia, si alcanzaron la meta de reducción establecida.

Recientemente, se adhirió a la campaña la empresa Pagnifique, que elabora y distribuye productos a distintas panaderías y supermercados a nivel nacional e internacional. En principio, esa empresa redujo 10% el contenido de sodio en sus panes de masa «tipo francés», que son los de mayor venta en el mercado local. Y está estudiando la reducción del tenor de sodio en otros tipos de panes, informó la Intendencia.

Anzalone dijo que tanto los panificados como otros productos «tienen mucho sodio en los ingredientes que forman parte de los alimentos»; en la elaboración se le agrega mucho sodio y elaborado el alimento cuando se va consumir se le agrega nuevamente sodio. «Así es que el resultado final es el doble de lo que se recomienda».

A esto, añadió que las cifras de hipertensión «superan largamente el 30% de la población», lo que —sostuvo— «es responsable de una cantidad de problemas cardiovasculares y cerebrovasculares». Por ello, «una de las medidas más costo-efectivas en la prevención es ir bajando gradualmente la cantidad de sodio y sustituirlo con otro tipo de condimentos», opinó.

Anzalone informó que la IMM comenzará a realizar controles de los niveles de sodio tanto en las panaderías adheridas como en las otras, y que el mecanismo se dialogará con el Centro Industrial de Panaderos y el MSP. Añadió que los controles llegarán hasta los primeros meses del año próximo.
Panaderos.

El presidente del Centro de Industriales Panaderos, Juan Antonio López, dijo que el tema «es ir reduciendo la sal sin que el pan pierda sus características, su gusto, y que lo hicieran las panaderías voluntariamente». Las 70 panaderías que firmaron el acuerdo cuentan con logo de «Sal + Salud» en el frente de cada comercio y folletería referida al tema.

López ve bien que se controle la sal en los panificados tanto de las panaderías adheridas al convenio como de las demás.

Sonriendo afirmó que en su caso cuenta con ventaja ya que su padre también fue panadero y «siempre dijo que para tener un buen pan crocante había que sacar un poco de sal», lo que él cumple a rajatable y por eso está en aproximadamente un 20% menos de sodio que lo habitual. Agregó que sus dos hijas, una chef y otra nutricionista, le llegan a menudo con nuevas recetas, como una de galletas artesanales con bajo contenido en grasas trans.
Habrá una cartelera destacada

La IMM creará una «cartelera destacada» en temas de alimentación, a la que se podrán presentar empresas o emprendimientos que se propongan metas para mejorar la alimentación. «Las metas serán avaladas por un comité técnico y si se cumplen se premiará a los participantes declarándoles de interés departamental, con lo cual se les rebaja hasta 30% la tasa bromatológica», informó a El País el director de Salud de la IMM, Pablo Anzalone. Expresó que «la idea es que sean metas relevantes, como bajar sodio en productos que se elaborancon él sin que pierdan otras cualidades y que se chequee si se cumplen». «En comercios puede darse que uno asuma el compromiso activo de solo vender meriendas saludables y no chatarra», acotó.

Anzalone valoró como positivo el retiro de saleros de las mesas de restaurantes, lo que dijo «no apunta a prohibir la sal sino a reducir el exceso». «Es una medida en consonancia con esta campaña. Hubo un buen acatamiento, sin grandes resistencias. Sí hay un problema cultural, hay que concientizar sobre el perjuicio que nos genera el consumo excesivo de sal», destacó.
Reducir la sal paulatinamente

Pablo Anzalone

Director de Salud IMM

«La experiencia ha demostrado que es mejor bajar el contenido de sal de a poco, para que no haya un rechazo de parte del público», pero la baja de sodio «tiene que ir bastante más allá de este 10%, hasta el 40%, lo que depende de cómo se vaya procesando en la población», dijo a El País el director de Salud de la IMM, Pablo Anzalone. «Una de las medidas más costo-efectivas en la prevención, es ir bajando gradualmente la cantidad de sodio y sustituirlo con otro tipo de condimentos», añadió el jerarca.

Juan Antonio López

Centro Industriales Panaderos

«El tema es ir reduciendo la sal sin que el pan pierda sus características, su gusto y que lo hagan las panaderías voluntariamente», dijo López en relación al acuerdo con el MSP que firmaron 70 panaderías, las que cuentan con un logo de la campaña «Sal + Salud» en el frente de cada comercio y folletería referida al tema. Integrantes de la institución se reunieron con miembros de la Comisión Honoraria de Salud Cardiovascular, para conocer de la incidencia del consumo de sal en la salud y ver cómo disminuir dicho consumo.

EL PAÍS