Noticias Recientes

Esquivando pozos en todo el Uruguay

Las intensas lluvias y el transporte pesado, en especial de madera, son la principal razón del mal estado de rutas y caminos en varios departamentos del interior. Los recursos y trabajos nunca son suficientes, dicen desde las intendencias.

El estado de rutas y caminos en Soriano y Río Negro es tema de todos los días. Se quejan los transportistas, se quejan los vecinos y también las autoridades locales. Los dineros presupuestados no son suficientes y por lo tanto «se corre la liebre de atrás» como se dice comúnmente en el interior.

Es que, por estos dos departamentos circula gran parte de la producción agrícola, ganadera y forestal del país, además del tránsito de mercaderías que ingresan o salen por el puente internacional San Martín. Las dos plantas de celulosa (Montes del Plata en Conchillas y UPM en Fray Bentos) mueven no menos de 600 camiones que van y vienen diariamente y sin descanso. A eso hay que sumarle la creciente producción granelera que baja por el eje de las rutas 21, 24, 3 y 14 con destino al puerto de Nueva Palmira.

El director de Obras de la Intendencia de Soriano, Pedro Nocetti, responsable del mantenimiento de 3500 kilómetros de caminería en ese departamento, informó a El País que los trabajos en esa zona «son algo de nunca acabar porque cuando no es por el clima, son las cargas de madera y granos que impactan sobre el estado de los caminos de granza y balastro».

«Veníamos trabajando con buen porcentaje de recuperación, pero los 200 milímetros de agua caída recientemente se sumaron a los 70-80 milímetros que cayeron anteriormente en la zona de influencia de Rodó», señaló el jerarca. Sobre el estado de rutas prefirió no opinar «porque es un tema que le compete al Ministerio de Transporte y Obras Públicas», pero es evidente que las rutas 12, 21, 55 y 105 están en mal estado.

El deterioro llega a tal punto que en el caso de la ruta nacional 14, desde Flores a Soriano (utilizado para el transporte de madera) decenas de kilómetros han quedado sin asfalto. Los responsables de vialidad han optado por quitarle el tratamiento de asfalto y solo hacerle un mantenimiento con balastro. El problema es que no hay ningún cartel que indique el estado intransitable para los automóviles.

En Río Negro, la situación es bastante similar a Soriano. Hay rutas nacionales a las que solo les queda el nombre. «En materia de caminería departamental venimos trabajando bastante desde la hecatombe climática de enero y febrero. Estamos tratando de terminar los programas asumidos con recursos nacionales y propios por un total de 1800 kilómetros que son atendidos anualmente», informó a El País el intendente Jorge Gallo.

Distinto es el panorama en materia de rutas nacionales. La Ruta 24 es la mejor del departamento desde la intersección con Ruta 2 (cerca de Fray Bentos) y el acceso a Nuevo Berlín. Allí se aplicó un moderno sistema conocido como whitetopping que resiste perfectamente el embate de cientos de camiones transitando diariamente. Pero desde el cruce férreo antes de Tres Bocas hasta San Javier, es una ruta emparchada, sin señalización y sin banquina.

Lo mismo ocurre en Ruta 25 entre Young y Menafra. «Nunca le hicieron nada, solo se mantiene con parches, pero por el tránsito que tiene y el peligro que configura, demanda una refacción total», reclamó el intendente. Gallo también se mostró sorprendido por la estrategia empleada para el tramo de Ruta 20, entre Ruta 3 y Nuevo Berlín, «que se hizo a nuevo, pero con una capa asfáltica muy fina que se rompió antes de que terminara la obra».

Peor aún el tramo de Ruta 20 que va hacia Grecco. «Es como si fuera un camino, de ruta no tiene mucho. Lo mismo que Ruta 4 que debería comunicar con Durazno y Tacuarembó, es de balastro y está en muy mal estado. En realidad es una ruta simbólica que solo tiene el nombre como tal», afirmó el intendente de Río Negro.
Diferencias.

El departamento de Colonia presenta dos realidades diferentes en cuanto a sus rutas y caminos.

Las rutas de paso de producción y logística están literalmente destrozadas, lo que resulta de conocimiento público por las movilizaciones realizadas en los últimos meses.

Las rutas turísticas como la 1 se encuentra en perfecto estado, en tanto la 2, que llega desde el Litoral, tiene incomodidades de trazo entre Cardona y Rosario. En cuanto a la caminería rural, ha sido un constante objetivo de la comuna el trabajo sobre ellas en la administración de Walter Zimmer. No obstante, las lluvias han jugado un rol preponderante y a cada mantenimiento lo sacude un nuevo deterioro como ocurre actualmente sobre todo en la zona oeste, que es el corazón principal hacia el Puerto de Nueva Palmira. Es más, el alto deterioro de las rutas nacionales, hace que vehículos que transitan con rolos hacia Montes del Plata o al mismo puerto palmirense, lo hagan por los caminos interiores.

«El deterioro es impresionante, gastan plata de gusto por arreglitos que duran diez días y cada vez se profundiza más el problema», dijo a El País Edgardo Rostan. Desde el gobierno se insiste en que no hay presupuesto para rutas y que se debe esperar el próximo período.

En tanto, la complejidad de la caminería de Lavalleja está dada por dos factores: la topografía y la densidad del tránsito pesado. En un departamento caracterizado por las serranías, el mantenimiento de la caminería no se hace fácil, ya que las lluvias lavan permanentemente el piso provocando pozos y grietas que cruzan los caminos de un lado a otro.

A esto se suma el alto tráfico de camiones, principalmente cargados de madera, que salen de esas zonas, las más escarpadas, donde en los últimos 20 años, la forestación se ha dado con mayor empuje.

El temporal de agua y viento que azotó Durazno la semana pasada, con precipitaciones del entorno de los 120 milímetros y en algunos casos superiores a 180 milímetros, dejó en delicado estado a una decena de caminos y carreteras internas del departamento, en su mayoría de material de balasto.

Varios tramos resultaron seriamente afectados por el temporal, los que vienen siendo atendidos con mayor urgencia por la intendencia de Durazno, para permitir una mejor circulación de camiones de carga y otros vehículos, dijeron fuentes de la comuna a El País. Un relevamiento efectuado tras cinco días de intensas lluvias, determinó graves afectaciones en distintos puntos del departamento.

La Intendencia de Durazno viene encarando desde 2012 un plan de mejora y asfaltando de caminería rural departamental, donde más de 40 de los 100 kilómetros proyectados en el quinquenio están finalizados. Las proyecciones son lograr que gran parte de caminos y carreteras internas quede bituminizados, domo nunca antes hubo asfalto, dijo en oportunidad de ocupar el cargo, el intendente, Benjamín Irazabal.

El edil nacionalista Edilberto de Oliveira, habló de la zona Este de Durazno en la Junta Departamental. Señaló que la Junta Local de La Paloma «hace 15 días no tiene una motoniveladora, una maquina nuevas que ha dejado de funcionar por temas mecánicos. Hay una necesidad urgente de solución al tema de la caminería, hay un deterioro tremendo como consecuencia de las últimas lluvias, de los temporales» y pidió el envío urgente de maquinaria.

En tanto, el parque de maquinaria de la Intendencia Departamental de Rocha se despliega sobre la red de caminería de la zona norte, para intentar solucionar cuanto antes el destrozo que produjo el agua que pasó por encima de las rutas, informaron vecinos del eje de Lascano y su área de influencia.

Las dificultades también se arrastran desde tiempo atrás debido al pasaje de camiones dedicados a la actividad forestal, lo que tiene indudable intensidad sobre las rutas y los caminos rurales, más allá de los trabajos de recuperación vial que se realizan.
Intendencia de Tacuarembó recuperará 34 puentes

En febrero de este año, el director general de Obras de la Intendencia de Tacuarembó, Fernando Porcile, anunció que con parte de lo recaudado por el Impuesto al Patrimonio, la comuna tiene previsto invertir US$ 1,5 millones en construcción y reparación de 34 puentes existentes en el corredor productivo del departamento.

La Intendencia de Tacuarembó había realizado un relevamiento de entre 50 y 60 puentes de madera que están en malas condiciones.

Porcile explicó que la causa que ha generado la rotura de los puentes es que no se previó que por esas zonas circularan producciones y cargas tan elevadas como las que actualmente salen del departamento.

«Tenemos que solucionarlo haciendo puentes o alcantarillas de hormigón armado», sentenció.

Los 34 puentes a construir estarán ubicados estratégicamente en los 20 corredores de producción (600 kilómetros) y tendrán entre 5 y 35 metros de longitud. Dichos proyectos fueron enviados a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) para que sean analizados y posiblemente financiados en los próximos meses.
Clima.

A raíz del clima lluvioso de este año, en Tacuarembó se destacan la presencia de algunos caminos destrozados, alcantarillas en mal estado y roturas de puentes, generando una situación calificada como complicada.

Según supo El País, en Tacuarembó existen 4.000 kilómetros de caminería que no resisten el pasaje de la producción ganadera, agrícola y forestal, dado que ésta se ha triplicado en los últimos cinco años.

De esos 4.000 kilómetros, la Intendencia departamental está en condiciones de reparar 1.000 kilómetro cada año. En Tacuarembó, solamente en los meses de enero y febrero, llovieron 500 milímetros, cuando el promedio anual es de 1.200 mm.
La Situación en el norte

El presidente de la Junta Departamental de Rivera, Alejandro Silvera, señaló que «el cumplimiento del proyecto caminería rural anda en el entorno del 50%, por lo que vamos bastante atrasados con respecto a otros años». Hay reclamos en diversas zonas del departamento, por ejemplo en Camino de Topador a Yacaré, y de Diego Lamas a Ruta 4, zona de la Bolsa.

En Rivera, el edil suplente del Partido Socialista, Edgar Leivas, reclamó por el camino que une ruta 5 con ruta 27. Según el edil, vecinos reclaman que la intendencia abandonó la obra de un puente en estado precario y que es «un peligro», ya que «camiones de alto porte de carga no respetan las señalizaciones y ponen en riesgo sus propias vidas, como también pudiendo dejar aislados a los pobladores de esa zona».

EL PAÍS

Deja un comentario