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Experto recomienda leerles 12 libros al año a preescolares

Adquirir hábitos de lectura es la base para el éxito del futuro alumno

Entre un 3% y un 10% de los estudiantes quedan bloqueados en el proceso de transformar la información visual en información lingüística y entre un 15% y un 25% tiene problemas para entender el mensaje escrito, sobre todo si este es largo, complejo o no tiene relación con la información que tiene sobre su entorno. Ante este panorama, solo hay dos salidas posibles: la educación en familia y la reforma del currículo educativo.

“Convertirse en un buen alumno implica darse desde muy tempranamente las herramientas para lograrlo”, dijo Jean Hébrad, especialista en sociología de la lectura e inspector general de la enseñanza primaria de la Educación Nacional en Francia, en la conferencia inaugural del Primer Simposio sobre Enseñanza de la Lectura.

Bebés lectores
En Francia se conoce como el movimiento de los “bebés lectores”. A los 18 meses de vida, e inclusive antes, es el momento ideal para iniciar la primera apropiación de la cultura escrita. Para Hébrad, aquí se sella “el éxito futuro de los hijos”. Ese éxito implica la capacidad de leer y comprender un texto.

La tarea de los padres es la construcción de una “biblioteca mental” por la que el niño incorpora los textos (al oírlos de forma repetida) y, una vez que aprende a leer en la escuela, es capaz de reconocer esquemas, vocabulario y estructuras sintácticas. “Se siente que está en un país conquistado”, ilustró.

También incide el uso cotidiano que hace la familia del lenguaje. El experto indicó que las familias más escolarizadas son las que “hablan más” con sus hijos (así aprenden a “ponerle lenguaje a sus experiencias”) y eso, no solo contribuye a mejorar su capacidad lingüística y escrita, sino al aprendizaje de que los conflictos pueden resolverse a través del lenguaje y no a través de la confrontación física.

Desde los 3 años, Hébrad recomienda la lectura (y relectura) de, al menos, una docena de libros al año. Una vez iniciada la escuela, un libro debe leerse cada día en el aula. El maestro debe practicar la técnica conocida como “reformulación”, por la que lee un texto y los niños lo cuentan con sus palabras.

A su juicio, esto debe reforzarse en las escuelas de contexto crítico, dado que sus padres no cuentan con un buen caudal de capacidades lingüísticas. Hébrad trabajó en una escuela de Recife (Brasil) en donde los padres no alfabetizados se educaban a la par de sus hijos, por lo que se robustecía la apropiación de la cultura escrita.

La poesía del rap
Como al adolescente le da “terror” enfrentarse “solo” a un texto escrito, Hébrad recomendó que, para reintroducir la cultura escrita en la educación media, el currículo debe modernizarse: se debe fomentar el acercamiento a la lectura a través de instancias sociales (por ejemplo, a través del teatro) o a través de la música. “Los jóvenes gustan más de la improvisación (del rap) que de la poesía romántica (de los siglos XVIII y XIX)”, apuntó.

Respecto a las pruebas PISA, Hébrad comentó que Francia muestra una tendencia similar al de Uruguay, puesto que los resultados han disminuido de forma constante en la última década. “El desfasaje entre los buenos (estudiantes) y los malos ha ido aumentando”, señaló. Esto se debe a que los mejores resultados académicos se restringen a los alumnos provenientes de una “elite cultural” que se corresponde a los sectores de ingresos medios y altos. Con todo, Francia tiene una mejor puntuación media en lectura: 505 contra 411 de Uruguay.

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“Se necesitan cinco años para una reforma fructífera”

¿Qué medidas tomó el gobierno francés para mejorar el nivel de educación?

Francia sabe que tiene problemas graves de alfabetización desde la década de 1970. La escuela francesa es incapaz de resolver los problemas de los niños procedentes de los entornos sociales desfavorecidos. A los 12 años, casi el 20% de los niños que ingresan al liceo no tiene un nivel de lectura y escritura suficiente; casi todos son pobres. Los niños que no entienden un texto no lo comprenden mejor aunque su maestro lo lea en voz alta. Saber leer no es lo que está en juego, sino comprender mensajes complejos. Los nuevos programas educativos se establecieron en 2002 por el Partido Socialista, pero cuando la derecha volvió al poder, en 2003, se cancelaron todas las reformas. Se necesitan cinco años para lograr una reforma fructífera. El tiempo que hemos perdido es dramático. Desde entonces, Francia ha ido disminuyendo de manera constante en los estudios internacionales como PISA y la desigualdad educativa ha seguido en aumento. Se ha vuelto muy difícil reformar la educación porque los más beneficiados, la clase media alta, no quiere arriesgarse a perder sus beneficios.

¿Qué medidas puede tomar un país como Uruguay para acortar la brecha entre ricos y pobres?

En muchos sentidos el sistema escolar francés se asemeja al uruguayo, en particular, en lo que respecta a la educación primaria. Ambos países tienen los mismos beneficios (de ahí el lugar prominente de Uruguay en América Latina) pero también los mismos inconvenientes. Están mal armados para luchar contra la desigualdad educativa. Nuestros sistemas escolares le fallaron a los niños cuyos padres tienen solo acceso al estilo de vida de la clase media y no cuentan con la experiencia educativa que sigue siendo propiedad de la elite cultural. Hoy, por razones económicas y razones democráticas, no podemos seguir abandonando a los pobres y no darles el know-how intelectual que necesitan para evitar el desempleo en un mundo urbanizado y tecnificado. Los profesores que se enfrentan al fracaso de sus estudiantes están preparados para ir más lejos, a cambiar sus formas, pero necesitan de un fuerte apoyo. Sabemos lo que funciona; lo difícil es la aceptación, que se asuma el compromiso social y político, la voluntad de compartir. Estas reformas deben hacerse cuando las economías están sanas. Hoy es mucho más difícil tener éxito.

EL OBSERVADOR

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