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JORDANIA JUGÓ PARA EVITAR LA GOLEADA Y CONSIGUIÓ UN EMPATE

Los cinco goles de Amán fueron demasiado. No hay dudas, el repechaje terminó allí. Lo sabían los brasileños, los jordanos y los uruguayos. Allá en Amán se terminó todo. Cinco goles y Mundial seguro.

Faltaban 90 minutos para cumplir con el requisito de la FIFA, para llenar el Centenario y para celebrar la clasificación. Es así, no hay dudas. Por más que las declaraciones no fueron tan contundentes y todos quisieron bajarle las revoluciones al fervor popular, en el Centenario quedó bien claro que aquellas conquistas en el estadio Internacional de Jordania cerraron la clasificación y marcaron de manera tajante la revancha.

Uruguay está en el Mundial, va a Brasil 2014 pero el pasaje no lo logró ayer, lo tenía asegurado desde el miércoles pasado, cuando en el arco de Shatnawi Mohamad entraron cinco pelotas.

El técnico procuró colaborar para que eso sucediera y le dio al equipo nuevos aires con los ingresos de tres jugadores de la ofensiva. Pero tampoco hubo muchos aciertos en Diego Forlán, Gastón Ramírez y Abel Hernández, fundamentalmente porque Jordania jamás abandonó su postura de «máxima protección» defensiva. Ni por asomo iban a permitir que Uruguay encontrara una brecha que les impidiera, al menos, terminar el repechaje con un empate en el Centenario. Ellos ya tenían claro que aquella goleada los había dejado afuera del Mundial y no podían permitirse sufrir otro castigo peor.

Y si faltaba alguna cosa para comprobarlo, esa señal se vio en la actitud del visitante. Los jordanos no iban a estar dispuestos a sufrir una humillación peor. La palabra goleada tenía que ser borrada radicalmente y por eso montaron un plan bien defensivo.

Poblando bien el mediocampo, retrocediendo adecuadamente para ocupar los espacios, evitando el peregrinar de los celestes por los costados y cortando los circuitos futbolísticos que se podían generar con la velocidad del «Cebolla», más las proyecciones de Maximiliano Pereira o los toques de Nicolás Lodeiro, Jordania ahogó a Uruguay. Lo obligó a jugar lejos de su arco.

Sin claridad en el juego, con pocos aciertos al momento de tratar de darle profundidad a su juego, la Celeste terminó manejando la pelota pero quedándose sin posibilidades de lastimar.

Y los minutos fueron pasando de manera veloz porque a Uruguay tampoco lo conmovía demasiado el propio cotejo. Un equipo cuya principal característica es la de jugar bajo presión para sacar el mejor rendimiento, se encontró de manera muy rápida con la clasificación en su poder.

No hubo lugar para el sufrimiento, para la tensión nerviosa. Aquel 5-0 también le puso un marco diferente a la revancha. Más allá de la determinación de controlar el partido, de manejar el trámite, Uruguay no se vio en la necesidad de arremeter para llevarse por delante al adversario.

Con todo fabricó alguna jugada de gol que pudo haber sido culminada y si no pasó es porque hubo momentos del cotejo que los futbolistas se equivocaron al apostar más a la acción individual que a la colectiva.

El tema es que con el paso del tiempo la gente empezó a reclamar una definición del partido y como costaba encontrar la llave del cerrojo montado por Jordania, muchos quisieron resolver por su propia cuenta.

Todo era perdonable, Uruguay ya tenía ganado su derecho de ser otra vez mundialista y no estaba nada mal ponerle el broche a la clasificación con un gol.

Uruguay empató en el Centenario y va a Brasil, aunque la clasificación ya la tenía ganada por aquellos cinco goles.

 

Fuente: Ovaciondigital

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