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La banda liderada por Steven Tyler fascinó a más de 20 mil personas.

Montevideo rockeó con Aerosmith Una gran descarga de energía.

«¡Buenas noches Montevideo!» fue lo primero que dijo Tyler al subirse al escenario sobre las nueve y cuarto de la noche, vistiendo un largo tapado blanco, galera y zapatos que se asemejaban a unas pantuflas de peluche animal print, un look extravagante pero que no sorprende en el líder de Aerosmith, quien no tardó en moverse por la pasarela que lo acercaba al público de la Tribuna Olímpica, más de 20 mil personas. El presidente José Mujica y Lucía Topolansky, en tanto, observaban atentos en primera fila mientras algunas personas les preguntaban qué van a hacer con la guitarra que los miembros de la banda le regalaron la tarde del martes durante su encuentro en Presidencia.

El concierto más multitudinario en lo que va de la gira The Global Warming Tour por el continente comenzó con la canción Draw the line, clásico del disco homónimo de 1977, el quinto de una extensísima carrera plagada de hits, gran parte de los cuales la banda recorrió durante las casi dos horas de show en el Centenario. Love in an elevatorToys in the atticDude (looks like a lady)Same old song and danceLast childJadedCombinationPinkNo more no moreWalk this way y la eterna Cryin’ fueron parte del enérgico y arrollador repertorio que abarcó diversas épocas de la banda a lo largo de más de cuatro décadas.

Por si fuera poco, interpretaron un cover de The Beatles, Come together, coincidiendo con en el día en que John Lennon —principal compositor del tema acreditado también a McCartney— hubiera cumplido 73 años, trasladándolo al estilo típico de Aerosmith. También, en otro momento alto de la noche, hubo lugar para el recordado tema central de la película ArmageddonI don`t want to miss a thing.

El punto fuerte del espectáculo estuvo en la energía y agilidad de Tyler, que a sus 65 años no se priva de ningún gesto de auténtico rockstar: animó al público varias veces (incluyendo el cántico «¡Uruguay, Uruguay!»), se movió en círculos con el micrófono, lanzó botellas de agua a la multitud e incluso recibió las banderas que le lanzaba la gente y se las pasó por la entrepierna. Además confesó haberse «enamorado» de Uruguay. «Nos hacen sentir como en casa», agregó el guitarrista Joe Perry mientras la pantalla gigante mostraba la foto de éste con Mujica. El presidente volvió a ser partícipe cuando Tyler le dedicó nada menos que Livin’ on the edge, otro punto alto, ya pasada una hora de recital

Los solos de guitarra de Perry y el potente bajo de David Hull, compañeros de ruta junto al segundo guitarrista Brad Whitford y al baterista Joey Kramer, confirman en vivo la enorme comunión musical de la banda luego de tantos años de actividad.

Lo central, más allá del color que aportó Tyler como frontman, estuvo en la música, en los numerosos hits imperecederos de un grupo de probada trayectoria en el mundo del rock con 15 álbumes de estudio editados desde 1973 hasta 2012, cuando salió Music from another dimension, el primer disco que los de Boston publican en nueve años, que dijo presente con el tema Oh Yeah.

Lo efectivista de Aerosmith pasa por su bagaje histórico y no tanto por el despliegue técnico. El imponente escenario estuvo bien dotado de equipamiento de sonido y luces, incluyendo además una pasarela usada frecuentemente por Tyler en su acercamiento a las primeras filas. El sonido fue excelente y acompañó la gran entrega sobre el escenario. Sólo bastó una pantalla gigante de led al fondo para terminar de ambientar la actuación. No hubo pirotecnia ni efectos especiales; solo humo y lluvia de papelitos.

Hacia el final llegaron dos clásicos totales de la banda con Steven Tyler sentado ante un imponente piano blanco entonando Dream on, primer gran éxito surgido desde su álbum debut, Aerosmith (1973), y Sweet emotion desde Toys in the attic (1975). El cierre fue perfecto.

Turistas por la ciudad

El martes a la noche algunos miembros del grupo cenaron en Carrasco, pero Tyler prefirió volver al Casino del Hotel Radisson, donde le fue muy bien. Los cinco músicos recorrieron durante toda la jornada de ayer distintos puntos de la ciudad, cada uno en su camioneta y por separado. La rambla y el Mercado del Puerto estuvieron en el itinerario. También se dedicaron a buscar un libro sobre museos que estuviera en inglés. Y quedaron fascinados con el libro de fotografías aéreas que les regaló Mujica.

 

Fuente: El País

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