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Nacional cayó ante Boca

Nacional había tenido problemas toda la tarde para defender las pelotas quietas, que habían sido pocas en el arco de Gustavo Munúa, pero suficientes como para que el técnico Álvaro Gutiérrez tomara apuntes para corregir en la semana.

Hasta ahí todo bien, pese a los sobresaltos naturales que sufrían los hinchas, pero cuando se apagaba el partido, cuando Boca Juniors, que pegó más de lo que jugó, parecía no tener más opciones para llegar al gol que un error de la defensa tricolor, Jonathan Calleri completó la obra que dejó al descubierto las desatenciones y debilidades estratégicas de los tricolores.

Un tiro libre que no debía generar mayor daño, si no hubieran existido fallas, se transformó en un desborde peligrosísimo, el 1-0, el triunfo del visitante y la copa «100 años de Atilio García» para los argentinos.

La copa, aunque tenía una gran carga emotiva para los albos, es lo de menos en esta etapa de preparación; la derrota, no tanto; pero la forma en que perdió, sí inquieta. Porque hay fallas y fallas, y la de ayer es de esas que llevan a generar preocupaciones.

Ahora el técnico tiene la mejor excusa para plantarse frente al plantel en la próxima charla técnica en Los Céspedes y explicarles que el cierre del partido de ayer no se pude volver a repetir. Ni en el cierre ni en el comienzo, ni en ningún pasaje del juego.

Nacional fue de menos a más. Mientras le dio el físico presionó bien la salida del rival, procuró manejar bien el balón, pero no más que eso porque acusó los mismos problemas que en la última temporada: le faltó sorpresa y fútbol para quebrar la resistencia de un equipo argentino que llegó a Montevideo sin grandes aspiraciones en su juego.

Para ganar el 70% de los partidos en el campeonato local le debería alcanzar con la diferencia física que mostró el equipo ayer, en plena pretemporada, pero futbolísticamente está lejos. Nacional debe jugar mejor, por la calidad que tiene en su plantel. También debió suceder eso mismo en el torneo anterior. Sin embargo no lo consigue y este equipo se parece más a uno de respuesta que de propuesta, cuando tiene futbolistas con buen pie capaces de ofrecer lo contrario.

Los tres partidos que jugó Nacional esta semana le vinieron muy bien a Gutiérrez, porque está en etapa de formación de su equipo y busca afinar la estructura, pero esas luces y sombras que rodean el juego de los tricolores requieren ajustes, que no pasan por los toques mágicos de Recoba. Está a tiempo. Tiene equipo para conseguirlo.

EL PAÍS

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