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Policías admiten derrota en el combate a las pedreas a ómnibus

Mientras Bonomi ordena perseguir a los vándalos, agentes dan por perdida la lucha

Cómo los tratan las piedras? “Venimos perdiendo tres a cero”, responde un policía de la seccional 24, la encargada de custodiar y patrullar el Cerro Norte. ¿Alguna vez agarraron a alguno de los muchachos? “Yo nunca. Son gurises chicos que se meten para el cante y no los agarras más”.

En contrapartida a su relato, los canales de televisión mostraban anoche cómo la Policía detenía a adolescentes en esa zona por tirar piedras. Dos tiros certeros, que derramarron sangre ante las cámaras y provocaron fractura de cráneo en una pasajera de ómnibus, llevaron otra vez el tema hasta el despacho del ministro del Interior, Eduardo Bonomi. El ministro dijo ayer que los implicados “cada vez delinquen más cerca de los lugares donde viven y hay que perseguirlos hasta donde delinquen”.

Parece una tarea difícil convencer a los agentes de que hay que perseguir a un niño de ocho o nueve años hasta su rancho en el cantegril porque tiró un cascote. “En la esquina de Haití y Puerto Rico nos llueven piedras”, dijo uno de los cuatro efectivos con que habló El Observador. Los agentes son el blanco más preciado de los delincuentes. De los chicos y los grandes.

Las pedreas son moneda corriente en los accesos a Montevideo desde el Oeste y también en la calle Santín Carlos Rossi, puerta de ingreso al barrio. ¿Por qué niños, adolescentes y jóvenes tiran piedras? Bonomi dijo ayer que las pedreas volvieron “la última semana de forma llamativa, porque antes, cada vez que pasaba esto, tenía un objetivo de robo”. Los vecinos discrepan en que sea una novedad y consideran que el vandalismo siempre estuvo presente.

Richard Pérez, un guardia de seguridad que trabaja en el Centro y vive a pocas cuadras del estadio Luis Tróccoli, tuvo que construir un muro en el frente de su casa porque un grupo de muchachos con buena puntería se había ensañado contra sus ventanas.

“Es una pérdida total de valores, un abuso”, explica un policía. Los vecinos, en eso, coinciden. “Otros padres sí nos preocupamos por enseñar valores”, comenta Leonardo Ramos, obrero que vive a una cuadra de la calle Santín Carlos Rossi.

Ramos sostiene que el barrio se transforma cuando llega la noche, cuando la delincuencia acecha y el patrullaje baja. No lo dice buscando rédito político. Sobre la puerta de su casa tiene un cartel con las caras de José Mujica y Tabaré Vázquez. Le agradece al Frente Amplio lo que ha hecho por los trabajadores, pero le pide más seguridad en el barrio.

Frente a la casa de Ramos, el gobierno recuperó un espacio común, acondicionó una plaza e instaló juegos. Los niños se hamacan y el alcalde del municipio A, Gabriel Otero, también del Frente Amplio, lo muestra en señal de que las políticas de convivencia llegan a los territorios conflictivos. Inmediatamente, alcalde y vecinos recuerdan que la hamaca estaba acondicionada para silla de rueda, pero que alguien se encargó de desarmar el armazón que frenaba la silla. “Vandalismo”, “falta de valores”, repiten.

Ramos, el vecino frentista que ha participado de las mesas de convivencia que creó el gobierno, asegura que la Policía no logra frenar a los delincuentes. Incluso los agentes con los que habló El Observador reconocen que están perdiendo el partido contra las piedras. Y tres a cero es goleada.

La reacción de Bonomi
La Unión Nacional de Trabajadores y Obreros de Transporte (Unott) se reunió ayer con Bonomi luego de que resultara herido un conductor en la cabeza por una piedra. Bonomi anunció que “para combatirlo hay que hacer cosas diferentes”.

“Una de las cosas diferentes que se evaluaba era la posibilidad de la zona 4, que está en el Prado, instalarla ahí, en uno de los lugares más problemáticos”, donde se cruzan las ruta 1 y 5, otro de los puntos donde llueven piedras, dijo Bonomi. Allí, el ministro ya instaló un puesto de policía móvil, para evitar precisamente pedreas y robos. Luego, Bonomi pidió “perseguir” a los delincuentes hasta donde sea necesario.

Por su parte, el representante de los ómnibus departamentales en la Unott, Juan Arellano, dijo que trabajarán en conjunto con el gobierno para mejorar la calidad de la vigilancia. En ese sentido, buscarán reflotar un proyecto que incluya cámaras de video vigilancia. La Unott reclama además protección en el parabrisas de los ómnibus, lo que hoy prohibido porque reduce la visibilidad del chofer.

Arellano explicó que en los últimos ocho meses los ataques han aumentado y calificó a los accesos de Montevideo como “zona roja”. Aclaró, sin embargo, que estos ataques suceden en todo el país. “Hace 30 años que trabajo en el transporte y 30 años que me apedrean”, sentenció.

EL OBSERVADOR

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