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Sochi se blinda para la apertura de los JJOO de Invierno

La competencia en Rusia está marcada por la amenaza de ataques terroristas. El presidente, Vladimir Putin, ordenó el despliegue de 75.000 agentes de seguridad.

La politización del deporte parece haber alcanzado un máximo con los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebran en Sochi, localidad rusa bañada por el mar Negro y flanqueada por las montañas del Cáucaso. La previa se lleno de interrogantes y polémicas sobre temas delicados como terrorismo, corrupción y derechos gay.

La edición 22º propone un despliegue veraniego. La fría competencia siempre vivió a la sombra de la edición tradicional, pero parece que no ocurrirá lo mismo esta vez. Sochi se lleva los focos cada semana, y no precisamente por cuestiones deportivas.

La competición batirá récords en seguridad. Un contingente que alcanza los 75.000 agentesentre policías, militares y seguridad privada blindarán el certamen.

Después de los 34 muertos a finales de diciembre en Volgogrado, a 700 kilómetros, quedó claro que los terroristas islámicos de la región separatista de Chechenia habían decidido enviar un mensaje a la competencia y al presidente Vladimir Putin. También hubo mensajes contra los comités olímpicos de Eslovenia, Hungría e Italia, y a las esquiadoras austriacas Marlies Schild y Janine Flock.

 

 

Thomas Bach, el nuevo presidente del COI electo en Buenos Aires, justifica el despliegue «porque todos los grandes eventos están bajo amenaza y eso incluye a los Juegos» y «porque lo contrario sería ceder ante el terrorismo».

En lo económico, el mandamás alemán coincidió con Putin y dijo que el costo de los Juegos es de 6.400 millones de dólares, similar a ediciones anteriores, y que los casi 50.000 millones restantes que atribuye la prensa se deben a que se reformó un viejo puesto balneario en una ciudad modernísima y con deportes para todo el año.

Como cuenta el periodista argentino Fernandez Moores en su columna del diario La Nación, además de estadios y pistas, «se construyeron 438 subestaciones trasformadoras, 17 centros de distribución de energía, dos estaciones termoeléctricas, tres plantas purificadoras de agua, más de 200 millas de caminos, 22 túneles, 55 puentes, 13 nuevas y renovadas estaciones de tren, cinco escuelas, seis centros médicos, 49 hoteles con 24.000 habitaciones, un nuevo aeropuerto y, entre otras tantas obras, una vía férrea que costó al menos 8 millones de dólares».

Sólo la cifra de la última obra supera todo el presupuesto de los Juegos de Vancouver 2010. Las denuncias de corrupción en la ejecución de las obras, que aseguran también serán útiles para la Copa del Mundo de 2018, han proliferado entre políticos opositores y medios internacionales.

La ley rusa antigay es el tercer foco de la polémica. Las convocatorias a manifestaciones se propagan en todo el mundo apelando también a los patrocinadores olímpicos a «salir de su silencio sobre esas leyes» que prohíben la propaganda homosexual.

 

 

Hasta el secretario  general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, invitó al mundo a elevarse «contra los ataques a los gays» en una intervención que hizo en una de las sesiones del Comité Olímpico Internacional.

A las 20:14 de Rusia, es decir, a las 16:14 GMT, comenzará la competencia invernal en la que, difícilmente, el deporte cobre protagonismo. Homosexualidad, seguridad y dinero serán los temas más repetidos hasta el 23 de febrero.

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