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Tres intentos con inseminación antes de probar la fecundación in vitro

Parejas deberán probar primero técnicas de baja complejidad

Los técnicos del Ministerio de Salud Pública (MSP) resolvieron que por norma general, las parejas que soliciten técnicas de reproducción asistida deberán hacer tres intentos con métodos de baja complejidad (inseminación artificial y medicación para relaciones sexuales programadas) antes de probar los de alta complejidad (esencialmente, fertilización in vitro).

Esta definición, que se volcó en un manual de práctica clínica para los médicos ginecólogos, es clave en tanto incide en la demanda y, por ende, en los costos que deberá afrontar el Estado.

De todas formas, los detalles del financiamiento y otros aspectos vinculados a la implementación del sistema de reproducción asistida estatal siguen siendo una incógnita. El decreto reglamentario de la ley aprobada en noviembre de 2013 debería haberse publicado en marzo, pero todavía sigue en proceso de elaboración y el MSP mantiene hermetismo en torno al contenido. Según supo El Observador, se terminará de redactar en los próximos días.

La coordinadora del área de salud sexual y reproductiva del MSP, Leticia Rieppi, dijo a El Observador que el manual que se difundirá junto al decreto establece qué técnica corresponde a cada patología. Hay situaciones en las que el diagnóstico ya permite concluir que no se podrá concebir aun mediante inseminación artificial. Por ejemplo, dijo Rieppi, cuando se detecta una obstrucción tubárica, algo relativamente frecuente. En esos casos “no se va a someter” a la persona a tres intentos de baja complejidad, sino que se pasará directo a las técnicas más específicas.

La ley indica que los procedimientos solo serán aplicados en personas mayores de edad y menores de 60 años, siempre que no hayan sido declaradas incapaces de ejercer la paternidad. Solo podrán realizarse cuando existan “posibilidades razonables de éxito” y no supongan riesgo grave para la salud de la mujer o su posible descendencia.

Las técnicas de baja complejidad deberán ser, de acuerdo a la ley, prestaciones obligatorias de las instituciones públicas y privadas que forman parte del Sistema Nacional Integrado de Salud, y se financiarán siempre y cuando la mujer tenga menos de 40 años. Las técnicas de alta complejidad serán parcial o totalmente subsidiadas por el Fondo Nacional de Recursos hasta en un máximo de tres intentos, en las condiciones que prevea el decreto reglamentario.

Más demanda

Hace unos meses, en el MSP calculaban que la demanda de fertilización in vitro (la técnica más cara, que en Uruguay cuesta unos US$ 6 mil y que puede llegar a valer US$ 12 mil) en el primer año de aplicación de la ley será utilizada por entre 1.800 a 2.000 parejas.

El dato surge de la experiencia internacional, que indica que cuando la fertilización in vitro deja de ser costodependiente, la demanda se triplica.

Sin embargo, Rieppi afirmó que estudios más recientes revelan que los casos ascienden a mil por cada un millón de habitantes, con lo cual podría haber unas 3.300 solicitudes. “Parece que nos quedamos cortos”, admitió, aunque aclaró que en el caso de Uruguay, donde en promedio las parejas tienen dos hijos, no espera tanta demanda. Es un tema de “idiosincrasia”, opinó.

En tanto, actualmente se hacen unas 3.400 inseminaciones artificiales por año con un costo de US$ 600 cada una. Cubrir esta demanda cuesta poco más de US$ 2 millones. Si bien es una técnica más accesible que la fertilización in vitro, seguramente con la ley también la soliciten más pacientes que antes.

La ministra de Salud, Susana Muñiz, adelantó a El Observador en enero que para poder hacer frente a estos costos el gobierno dividirá en etapas la implementación del nuevo sistema. Según dijo, en un principio solo se exigirá a las instituciones que ofrezcan las técnicas de baja complejidad, y las de alta se reservarán para ciertas “excepciones”.

Las mismas cuatro clínicas habilitadas hoy

En marzo el MSP publicó un decreto reglamentario de la ley de reproducción asistida que refiere únicamente a las condiciones que deben cumplir las empresas interesadas en ofrecer servicios de reproducción asistida. Si bien la norma indica que todas las instituciones deben ofrecer las técnicas, eso no significa que todas deban hacerlo dentro de sus instalaciones.

El decreto especifica que las clínicas que brinden técnicas de baja complejidad deberán tener un consultorio ginecológico y un laboratorio clínico. Los requisitos para las que realicen técnicas de alta complejidad son muchos más. Deberán tener, además del consultorio, un block quirúrgico y un laboratorio de embriología que cumpla con exigencias de ubicación, bioseguridad y equipamiento.

De hecho, según supo El Observador, montar un laboratorio que cumpla con estas condiciones es caro y por eso las interesadas en conseguir la habilitación al momento siguen siendo las mismas cuatro clínicas privadas que hoy brindan el servicio.

Donación de gametos tendrá condiciones

La ley de reproducción asistida ya advierte que los donantes de gametos deben ser mayores de edad y acreditar un buen estado de salud psicofísica. El manual de los médicos retoma este asunto y lo profundiza. La coordinadora del área de salud sexual y reproductiva, Leticia Rieppi, argumentó que al igual que sucede con los donantes de sangre, el sistema debe asegurarse la “calidad” de lo donado. Para los gametos lo fundamental es descartar antecedentes familiares de problemas cromosómicos. También se tienen en cuenta enfermedades crónicas del donante, explicó. La funcionaria reconoció que no esperan un aluvión de donantes y que eso puede llegar a ser “un problema” para dar respuesta a todos los interesados.

EL OBSERVADOR

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