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Yisela Moreira cuenta todo sobre el festejo del primer año de Lucas

Lucas ya cumplió un año. Pasaron los preparativos, la fiesta, la decoración del salón, la torta, los invitados… todo quedó atrás. En casa queda aún algún globito y caramelos que me hacen volver a la mente todos los recuerdos. Pensar que demoró tanto en llegar y pasó tan rápido.

En marzo cuando empecé a idear su cumpleaños todo parecía tan lejano. Los primeros meses de preparativos se hicieron largos, quizá porque comencé mucho tiempo antes a planificar los detalles. Fui una mamá muy previsora. Cuatro meses antes de la fiesta ya tenía elegido el salón, la temática y hasta el menú, la torta y la lista de invitados.

La elección de la temática fue muy fácil porque mi bebé ama al Sapo Pepe (un personaje argentino que baila junto a dos amigas, las Pepas), así que todo iba a ser verde y rojo. El salón costó un poco más. Vi unos cuantos. Finalmente me quedé con Splash que tenía varias cosas positivas, pero sobretodo la casa y la zona eran perfectas. Algo que tampoco costó mucho fue la torta. 

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La búsqueda se centró en quien hiciera el famoso sapo y lo encontré más fácil de lo que supuse, con Viviana Glonski. Y sin dar muchas vueltas, cuatro meses antes tenía arreglado el salón, la torta, cupcakes y galletitas, todo del famoso Sapo Pepe. 

 

Cuando el cumpleaños comenzó a acercarse, a unos dos meses de la fecha, hice una búsqueda en la web para inspirarme, quería hacer yo misma los souvenirs para los niños y adultos. Finalmente me decidí por hacer vasitos tipo canastitas con algo de goma eva y demás, con la ayuda de mi madre. Estos souvenirs dieron trabajo pero como eran sólo para 10 niños, este año, podía dedicarle tiempo. 

Souvernis para los más chicos

Souvenir

Eso sí, el de los adultos tenía que ser más simple porque ahí tenía unos cuantos más. Quería hacer algo personalizado pero no quería usar una foto de Lucas. Compré témpera y probé una idea que me rondaba en la cabeza. Pinté las patitaBanderiness y manos de mi baby y le saqué las huellas. Una sola quedó utilizable, pero con esa bastó para crear algo distinto.

Al principio no pensaba hacer mucha cosa más, pero por sugerencia de mi mejor amiga y madrina de Lucas, terminé con una mesa de golosinas. Acepté la sugerencia porque ésta venía con ayuda incluida y valió la pena. A la mesa no le faltó nada, hasta tenía un Sapo Pepe de peluche, regalo de la madrina.

Y finalmente le encontré el gustito a esto de la decoración y terminé haciendo cosas que no pensé desde el inicio. Hice banderines, bolas de colores, centros de mesa y hasta casi armo un videito, pero desistí. 

 

Con tanta decoración, ese día estaba un poco estresada con el armado del salón. Sin embargo, gracias a unas cuantas manos amigas, especialmente la de la madrina, todo quedo listo en tiempo y forma. Todo quedó tal cual lo imaginé o mejor quizá. A puro Sapo Pepe pero delicado y con mucho amor.

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Pasé prácticamente las tres horas de cumpleaños con la cámara colgando y atrás de Lucas. No quería perderme nada y la vez quería disfrutarlo. Y lo logré. Recuerdo algo que me dijo el encargado del salón y que tiene que ver con esto: “sos de las madres más tranquilas que hemos tenido”. Y tenía razón. Creo que tener todo listo tanto tiempo antes ayudó. Pero también es verdad, que el personal del salón tenía todo bajo control, así que no había necesidad de preocuparme. Lo que si me faltó quizá es poder estar con los invitados más grandes de la fiesta. La realidad es que me pasé con los niños.delicado y con mucho amor. 

Lucas pasó emocionado las tres horas de cumpleaños. Amó cada contacto con los niños de nuestros amigos. Al principio estaba un poco incómodo y terminé descubriendo que los zapatos le estaban dejando ampollas y perturbaban su disfrute. Cuando quedó descalzo, revivió. Abrió regalos, se subió a la calesita, armó puzzles, jugó con unas frutas de plástico que tenían las chicas de la animación, se disfrazó de Pablo de Backyardigans, se sacó mil quinientas fotos con todos los que lo agarraron, sonrió con el cumpleaños feliz e hizo el intento de soplar la velita. Más no se le puede pedir.

Mi papá me decía al otro día del cumpleaños que nunca había visto un niño de un año que disfrutara tanto de su fiesta. Quizá él tenía el recuerdo de mi primer fiestita (hace muuuuuuchos años) que la pasé con fiebre porque estaba enferma de la garganta. Por eso estaba maravillado con la capacidad de disfrute de Lucas.

Ahora habrá que ponerse a pensar en el próximo cumple. Todo pasa tan rápido que cuando quiera acordar llegará octubre y nuevamente estaré en estas vueltas.

 

Por Yisela Moreira en CosasdeMujeres.com.uy

 

 

 

 

 

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