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El blue jean de mujer, hito de la moda, cumple 80 años

Se cumplen 80 años desde que el pantalón vaquero femenino, la prenda más versátil, práctica y cómoda que entonces se podía soñar, se impuso en el mundo de la moda y cambió la forma de vestir de la mujer.

Se cumplen 80 años desde que el pantalón vaquero femenino, la prenda más versátil, práctica y cómoda que entonces se podía soñar, se impuso en el mundo de la moda y cambió la forma de vestir de la mujer.

El diseñador Yves Saint Laurent solía decir que le hubiera gustado ser el inventor de esta prenda porque es «la más espectacular, práctica, relajada y despreocupada» de todas las que componen el armario y porque tiene «la expresión, modestia, sex appeal y simplicidad» que él buscaba en todos sus diseños.

Justamente en esto no pensaron Jacob Davis y Levi Strauss cuando en 1874 patentaron el archiconocido modelo «501»-unos pantalones de «denim» con bolsillos reforzados con remaches- que fueron tan útiles para los trabajadores de minas y para los vaqueros de la costa oeste estadounidense. Este modelo se convirtió en lo más parecido a un superventas de su época.

A partir de ese éxito, la empresa Levi Strauss comenzó su camino hacia la multinacional que es hoy. En 1908 se registró en Japón y en los años `30, la prenda se catapulta con el «cow-boy» como quintaesencia del sueño americano.

Fue entonces que en 1934, la compañía sacó a la venta el primer modelo para mujer bautizado como «Lady Levi`s», una prenda que compartía muchas de las características con su colega masculino, pero que tenía «la cintura alta y ajustada con estilo». La revista Vogue de la época etiquetó al vaquero femenino como «true Western chic», según señala James Sullivan en «Jeans: A Cultural History of an American Icon».

Fue así que el icono de las labores del campo y una de las prendas más genuinamente estadounidense de todos los tiempos, llamaba a la puerta del estilo y la jugada no salió nada mal. Hasta ahora, el jean es uno de los máximos éxitos comerciales del ciclotímico sector de la moda y en 2009 alcanzó un volumen de venta de 13.000 millones de dólares. Previo paso, eso sí, -como todo fenómeno comercial que se precie- por su popularización entre las clases menos pudientes de la sociedad estadounidense.

Los pantalones vaqueros tuvieron como incondicionales a los «greaser», jóvenes rebeldes de estética «rockabilly», y con ellos fueron retratados en formato blockbuster en «Grease», en el «Salvaje» de Marlon Brandon o en las actuaciones del joven Elvis Presley.

Décadas después, la universalización de la prenda en los mercados y en el imaginario popular es tal, que el nombre original ha adoptado multitud de variaciones -solo en España: tejanos, pantalón de mezclilla, mahonés o pitusa- y la Real Academia ha abrazado, en el avance de la vigésima tercera edición de su diccionario, la versión «bluyín».

Como no podía ser de otra manera, la universalización de esta prenda también tiene su lectura en el imaginario cultural occidental: del duro hombre Marlboro al rebelde James Dean, pasando por los roqueros de los años `70, los raperos de décadas después, y el mito erótico de los polémicos anuncios de Calvin Klein con las sensuales Brooke Shields y Kate Moss.

En la URSS la prenda se introdujo en los años `50, simbolizando la llegada del imperialismo americano para unos y la ansiada modernidad para otros, según explica el investigador Ferene Hammer en «Las maniobras de la sastrería en el ocaso: los jeans en la Hungría socialista», quien ha estudiado los cambios de la sociedad soviética a través de esta prenda.
CAMBIÓ LA FORMA DE VESTIR

Aunque el primer pantalón vaquero para hombre que se creó 141 años atrás fue concebido como una prenda de tejido resistente para trabajar en las minas y para las rudas tareas de los vaqueros del oeste de EE.UU, el primer modelo para mujer, «Lady Levi`s», que ahora cumple ahora 80 años, se concibió como una prenda «chic» y mundana. Para el diseñador Ives St. Laurent, es «la más espectacular, práctica, relajada y despreocupada» de todas las prendas que componen el armario

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