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El náufrago del Pacífico vuelve a casa

José Alvarenga dejó las islas Marshall rumbo a Hawaii, primera escala de su viaje hacia El Salvador, su país natal. El pescador sobrevivió 13 meses a la deriva en el océano.

Alvarenga abordó un avión con destino a Honolulu, en Hawái, en la primera etapa de su viaje de regreso a su país natal. Antes de subirse a un avión de la compañía United Airlines, el pescador, que afirma haber sobrevivido 13 meses a la deriva en el océano Pacífico, agradeció al presidente de las Marshall, Christopher Loeak, el respaldo que recibió desde que llegó hace 12 días a la orilla de un atolón de este archipiélago.

«Agradezco al pueblo de las Islas Marshall todo lo que ha hecho por mí durante mi estancia», dijo a través de un intérprete el pescador. Loeak obsequió al náufrago un collar.

El pescador estaba listo para emprender este lunes el viaje después de recibir la autorización médica para viajar. Las autoridades decidieron aislar de los medios de comunicación al náufrago, que había concedido numerosas entrevistas desde su llegada a Majuro, la capital del archipiélago.

Desde que llegó a Majuro, Alvarenga ha estado varias veces en el hospital por problemas de deshidratación y para recuperarse de las consecuencias de haber estado meses, según relató, comiendo pájaros y pescado crudos y bebiendo sangre de tortuga y su propia orina.

Alvarenga, que salió a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico en diciembre de 2012, apareció el pasado 30 de enero en las Marshall, a una distancia de 12.500 kilómetros.

Su compañero de pesca, Ezequiel Córdoba, de 23 años, murió cuatro meses después de haber salido de la costa mexicana. A su llegada al archipiélago, el salvadoreño sorprendió por su aspecto relativamente saludable, aunque desde entonces se quejó de dolores de espalda y en las articulaciones.

Su regreso a El Salvador debía realizarse el viernes pasado, pero según explicó un diplomático del ministerio de Relaciones Exteriores estaba todavía demasiado débil para viajar.

 

 

Alvarenga vivió más de diez años en México sin papeles antes de su odisea por el Pacífico, y en los últimos días dijo querer volver a la pequeña comunidad de pescadores del estado mexicano de Chiapas donde residía.

Pero según el encargado de negocios de la embajada de México en Filipinas, Christian Clay Méndez, que está asesorando a las Islas Marshall para la repatriación, el pescador tendrá que ir primero a El Salvador y luego solicitar oficialmente su entrada a México.

Sus padres, que calificaron de «milagro» la supervivencia de su hijo, viven en el oeste de El Salvador, cerca de la frontera con Guatemala, y cuidan a Fátima, la hija de 14 años del náufrago.

En los últimos días, Alvarenga estuvo recluido en un hotel de Majuro, rodeado de medidas de seguridad y sin apenas contacto con el mundo exterior. Desde entonces, casi no se lo ha visto en público, y el acceso a su habitación fue restringido por orden del gobierno. Fuentes del hospital dijeron que Alvarenga estaba molesto con el bombardeo de llamadas y que por eso quiso irse a un hotel.

Su historia plantea todavía muchos interrogantes, tanto por el largo tiempo que logró sobrevivir en condiciones extremas como por su aspecto físico,  relativamente saludable cuando fue rescatado.

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