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Hazaña médica: cirugía fetal salvó la vida a bebé uruguayo

Una revolucionaria cirugía realizada en el Hospital de Niños de Filadelfia, en Estados Unidos, permitió salvarle la vida a un bebé uruguayo cuando aún se encontraba dentro del útero materno. El feto padecía un tumor en el corazón por lo que era necesario extirparlo antes de que se extendiera. Solo había un antecedente de esa operación. En el mismo hospital se había llevado a cabo un procedimiento con las mismas características y había tenido un resultado exitoso.

La noticia de la «riesgosa y delicada» operación fetal tuvo gran repercusión mediática en Estados Unidos —sobre todo en el estado de Pensilvania donde tuvo lugar— y fue considerada como «histórica».

Hasta los cinco meses, el embarazo de la arquitecta uruguaya Cecilia Cella transcurría normalmente. Fue en una ecografía de rutina que el médico detectó una anomalía alrededor del corazón del bebé.

«Me enteré durante la ecografía estructural, cuando estaba de 20 semanas. Vieron que había líquido alrededor del corazón pero no sabían lo que era. Fui a ver a mi ginecólogo y tampoco sabía, por lo que consulté al cardiólogo infantil Roberto Canessa», recordó Cecilia, madre de una niña de 3 años de edad, y ahora, de un pequeño de 3 meses: Juan María.

Aunque Canessa no pudo decirle qué era lo que tenía el bebé, mandó un video de la ecografía a través de Whatsapp a un colega en el Hospital de Filadelfia, «para ver si sabían qué podía ser esa anomalía», contó Cecilia a El País.

Al día siguiente, el doctor Jack Rychik, director del Programa de Corazón Fetal del centro hospitalario estadounidense, le envió el diagnóstico a Canessa, quien se encargó de comunicárselo a los padres. El bebé tenía «un teratoma en el pericardio»: un tumor poco frecuente. La única esperanza de que sobreviviera era la cirugía fetal. Los médicos debían operar el corazón del pequeño en el interior del vientre materno, algo que los padres no sabían que era posible realizar.

A tiempo.

«Nos dijeron que todavía estábamos a tiempo de operarlo, pero que

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debíamos ir cuanto antes a Filadelfia, porque es un tumor que crece día a día y comienza a apretar al corazón», contó la madre.

Se enteraron del resultado un lunes y el sábado siguiente ya estaban en Estados Unidos.

«No había mucho tiempo para pensar porque era lo único que había para hacer», dijo.

Sin garantías.

Una vez instalada con su esposo en la mayor ciudad de Pensilvania, le realizaron a la madre nuevos estudios para confirmar el diagnóstico. «Dijeron que efectivamente era un teratoma y que estaba en el límite en el cual se podía operar, aunque no podían garantizar que saliera de la operación», contó Cecilia. El hospital había diagnosticado 9 casos de ese tipo de cáncer en su historia y habían operado a uno solo, debido a que los otros no resistían una intervención de estas características.

«Es una patología muy rara y no se sabe cuál es la causa. Para ellos también era un caso de estudio. El cirujano cardíaco estaba en Barcelona y lo mandaron llamar. Al día siguiente ya estaba en Filadelfia para llevar a cabo la operación», contó, ilustrando la importancia que tenía el caso para el hospital.

Cuando el médico recibió la ecografía por Whatsapp, supo que lo que tenía el bebé no era nada bueno.

«En el momento reconocí que había un tumor gigante en el corazón», explicó el Dr. Jack Rychik al canal CBS Philly. La intervención significaba un doble riesgo, porque «estábamos operando a dos pacientes y teníamos un solo intento», dijo.

Rychik describió al noticiero de la CBS que el corazón del feto al momento de la operación «tenía el tamaño de un maní», mientras que el tumor «era tres veces más grande».

«Si hubiéramos esperado un día más, probablemente habría sido demasiado tarde», aseguró.

La operación.

Tres días después de confirmado el diagnóstico en suelo norteamericano, la madre fue intervenida.

«Fue con anestesia general, porque durante la operación el útero debe estar en reposo absoluto. Me abrieron a mí, abrieron al bebé, pero no lo sacaron de la panza sino que lo operaron en el interior del útero», narró Cecilia a El País.

Durante la operación intentaron extirparle la mayor parte del tumor, pero debieron dejarle un pequeño pedazo «porque estaba muy cerca del corazón y se corría el riesgo de lastimar ese órgano», indicó la arquitecta. «Los médicos nos informaron que no sabían qué iba a pasar: si el tumor se iba a quedar así o si iba a volver a crecer. Al no contar con ningún antecedente igual, no sabían lo que sucedería», agregó.

Por segunda vez en la historia, la operación salió exitosamente y la madre debió permanecer cuatro días internada antes de ser dada de alta. Pero los inconvenientes no terminaron ahí. Dos días después, Cecilia comenzó a perder líquido amniótico y rompió bolsa; en ese momento estaba de 21 semanas de gestación; menos de cinco meses.

«Me dijeron que debía pasar el resto del embarazo en el hospital, en reposo, hasta la semana 34, y que si se mantenía allí hasta ese momento, me provocaban el parto», narró.

Día por medio debían extraerle sangre para controlar que no tuviera ninguna infección, ya que en esas circunstancias las posibilidades aumentan mucho más.

A las 27 semanas de embarazo, los médicos le informaron a Cecilia que el trozo de tumor que le habían dejado al bebé, había comenzado a crecer nuevamente.

«Estaban continuamente monitoreando al bebé porque si el tumor seguía creciendo mucho, debían sacar a mi hijo para operarlo», explicó.

El 11 de diciembre, cuando transcurrían 30 semanas de embarazo (siete meses y medio), Cecilia comenzó el trabajo de parto y nació Juan. Pesaba un kilo y 600 gramos.

«Tres semanas después lo volvieron a operar. Dijeron que tenía que pesar 2 kilos para intervenirlo, pero no pudieron esperar. Por suerte lograron extirparle completamente el tumor», contó la madre.

En total, fueron 6 meses lo que debió permanecer la familia en Filadelfia. Cecilia estuvo 10 semanas internada, mientras que Juan debió permanecer en una incubadora durante 70 días. «Pero fue por el hecho de haber nacido prematuro», aclara. Hace dos semanas que regresaron a Montevideo y deberán volver a Filadelfia una vez al año.

Perspectiva.

En cuanto a la evolución, para los especialistas es algo desconocido y nuevo.

«No existe en el mundo ninguna persona que haya tenido que ser sometida a cirugía cardíaca fetal para eliminar este tipo de tumor, por lo que no podemos decir cuál va a ser el pronóstico del bebé», explicó el médico.

Su madre en tanto, se muestra optimista.

«No saben cómo va a afectar esto a la vida del bebé, pero en realidad no debería afectar nada porque el tumor fue completamente extirpado», opinó.

Regresó a Montevideo hace dos semanas.

Juan María está por cumplir cuatro meses de vida. Nació el 11 de diciembre en el Hospital de Niños de Filadelfia, donde fue operado estando aún en el vientre de su madre. Recién nacido, debió ser operado de nuevo para extirparle el resto de un tumor que amenazaba su corazón. Permaneció en una incubadora durante 70 días y después de recibir el alta médica, volvió con sus padres a su hogar en Montevideo. «Desde que llegamos la casa siempre está llena de gente que viene a visitarnos. Además hemos recibido cientos de mensajes de apoyo», contó la madre.

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