Profesores reclaman garantías para volver al liceo

Yo acá me siento como cuando los españoles llegaron a América y se encontraron con los indios. Yo no he podido avanzar en el programa porque los chicos no me siguen”, comentaba ayer a El Observador un profesor del liceo N° 50 del barrio Casabó, que prefirió no ser identificado.

El docente llegó ayer de tarde al liceo dispuesto a dar clases y se encontró con las puertas del centro cerrado. “¿Para qué vino profe? El liceo está cerrado”, le dijo un alumno que merodeaba por el patio del centro en busca de un docente a quien entregar el permiso de sus padres para realizar el paseo que tenían previsto para hoy. Como él había varios más. “Estamos en huelga de menores porque no podemos entregar el permiso”, le contestó otro, cuando el profesor -más entrado de la situación- les preguntó qué hacían en el patio del liceo, si el centro estaba cerrado.

“Lo que pasó es muy grave”, repetía el profesor a medida que los alumnos le iban contando lo sucedido el miércoles de tarde.

Ese día a la salida del liceo, cuatro docentes resolvieron acompañar hasta la parada de ómnibus a una estudiante, que había sido amenazada por otra. Cuando llegaron a la parada, una patota de entre 40 y 50 personas, entre alumnos y familiares, atacó a golpes de puño a la joven y a tres de los cuatro docentes que la acompañaban.

Como consecuencia de esto, el Consejo de Educación Secundaria (CES) resolvió suspender las clases en el liceo en la jornada de ayer, al no estar dadas las condiciones para trabajar en el centro.

En tanto, la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) resolvió realizar hoy un paro nacional de 24 horas. No obstante, se prevén guardias gremiales para tomar los exámenes fijados para la fecha.

Por su parte, fuentes del liceo N° 50 aseguraron a El Observador que las clases no se retomarán en el liceo hasta que no estén dadas las garantías necesarias para volver al centro.

“La violencia verbal acá en el liceo es continua. Hay presiones de los gurises y del barrio para que tengas consideración a la hora de poner una nota y a la hora de poner las pruebas”, señaló el profesor.
“Si traigo un examen igual al que ponen en el IAVA o en cualquier liceo céntrico de Montevideo, acá los gurises no lo pueden hacer. Se sienten frustrados, comentan eso en la casa y luego vienen los padres a presionar”, continuó.

El docente no solo se mostró preocupado por lo acontecido el miércoles, sino por el trasfondo social que se esconde atrás. “Estos chicos en lo básico tienen grandes falencias. En la clase ellos quieren la contención de un adulto, no aprender; entonces, es muy difícil que sigan una clase”.

Pero más allá de esto, la comunicación con los alumnos también se hace difícil. “Tenés que hablar de una forma tal para que te entiendan, y bajar tu lenguaje a un lenguaje al que no estás acostumbrado; así, dictar una clase es complicado, pero si no no te entienden”, subrayó. Agregó que los profesores deben cuidar hasta su gesticulación para que los alumnos no malinterpreten gestos y evitar problemas.

En busca de la profesora

La convivencia en el liceo N° 50 se hace difícil y a los docentes se les complica asumir la autoridad qué implica su rol.

“¿Por qué se metieron los profesores, si era una pelea entre estudiantes?”, reclamaba uno de los alumnos al docente, mientras este conversaba con El Observador.

Apenas dos horas antes, un grupo de estudiantes y familiares de una de las alumnas que participó ayer de la pelea, se hizo presente en el liceo, buscando a una de las profesoras, que a su entender había sido la responsable de que la adolescente quedara detenida en el Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa). Al encontrarse con el liceo cerrado patearon la puerta e intentaron treparse por la ventanas para verificar que la profesora no estaba adentro. Al retirarse, uno de los jóvenes aseguró: “Esto no va a quedar así”.

Fuentes judiciales informaron a El Observador que la adolescente está detenida por riña y que hoy declarará la profesora involucrada. Se adelantó que el juez Allen Denby resolverá hoy sobre el caso.

EL OBSERVADOR