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URUGUAY RECIBE A JORDANIA DESDE LA HORA 21

Arriba y abajo. Uruguay estuvo en lo más alto y también anduvo penando, amagando con encerrarse en un laberinto sin salida producto de una racha negativa, extensa, dolorosa, problemática.

La Celeste avanzó a paso de mundialista, con aire de campeón de América, pero también estuvo a los tumbos, como en otras Eliminatorias en las que se cargaba con una mochila enorme, que doblegaba mucho más que el rival de turno.

Pero, por suerte, el equipo consiguió enderezarse. Se fortaleció a partir del compromiso colectivo, del respeto a la filosofía que los llevó a trascender, a ganarse otra vez el respeto mundial. Uruguay tuvo que transitar por caminos complicados, con espinas, teniendo que sortear obstáculos que parecían infranqueables.

Se construyó una ruta nueva, se empezó a sumar en Venezuela, se frustró la ilusión de Perú y se ganó en el Centenario ante Colombia. De golpe y porrazo se alejaron los fantasmas, se creció en la tabla de posiciones y asomó en el horizonte hasta una gran chance de clasificar en forma directa.

No fue posible, pero ya se había logrado un objetivo determinante: el equipo recuperó la confianza.

Las fuerzas volvieron a ser las mismas y desde aquel mensaje del capitán Diego Lugano en Chile en adelante apareció el Uruguay que todos querían ver. Tan fuerte, tan compacto, tan agresivo, tan solidario como siempre.

Ese equipo fue el que se presentó en Amán para pegar de entrada, para evitar cualquier tipo de circunstancia compleja.

Los jordanos se vieron arrollados en el marcador y terminaron aplaudiendo y ovacionando a Luis Suárez y Edinson Cavani. Fue la primera gran señal de que el largo camino tenía, como lo marcó claramente el maestro Óscar Tabárez, la recompensa.

Y ahora está ahí. A 90 minutos de juego. Con un estadio Centenario que lucirá colmado, con un público que apostó por la Celeste antes de que se jugara el primer partido del repechaje. Con una afición que se identificó con el grupo celeste con mayor intensidad que nunca en los peores momentos. Cuando el equipo precisó de su público lo tuvo.

Hoy, después de un 5-0 lapidario, es el cariño de la gente lo que motiva más al equipo a jugar concentrados al 100%. Por el respeto y admiración que le profesan los aficionados este remate tendrá a un Uruguay enchufado como si jugara una final.

Ni aquel marcador tan radical ni las ventajas que concedió Jordania en materia defensiva fomentarán un clima folcklórico en la Celeste. Nadie da por sentenciada la historia y saldrán a la cancha con la misma categoría con la que se asumieron los partidos de alto riesgo en los que seguir con vida dependía de la obtención de los tres puntos.

El camino es la recompensa. Y, como ocurrió para Sudáfrica 2010, Uruguay ganará su derecho de jugar el Mundial en el último lugar.

Será el número 32 de Brasil.

 

LAS CLAVES

Mejorar el sector izquierdo

En el cotejo de ida, Uruguay empezó teniendo algunas dificultades defensivas por el sector izquierdo. Distracciones, errores y también alguna caída por no afirmarse bien en la cancha le permitió a Jordania rematarle dos veces de forma peligrosa a Martín Silva.

Control del balón y marca

Egidio Arévalo Ríos se vio obligado a realizar un gran esfuerzo en los primeros minutos porque no se engancharon rápido Stuani y Lodeiro. Por momentos se perdió el control de la pelota y la manejó mejor Jordania. Cuando crecieron Stuani y Lodeiro se ganó bien.

Con los tanques cargados

Uruguay le pasó por arriba en el marcador a Jordania y eso que no estuvieron con todas las luces prendidas sus dos mortales artilleros. Si Luis Suárez y Edinson Cavani aparecen en su verdadera dimensión, el panorama para el visitante es de alto riesgo. Pueden perder peor.

 

Fuente: Ovaciondigital

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