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Comercios: derogar la ley de Inclusión Financiera

Un arma secreta ha sido usada por años por la empresa Uber para, entre otros fines, evadir a las autoridades en más de una docena de países como Australia, China e Italia y en ciudades como París, Las Vegas y Boston. Así lo reveló una investigación del diario ‘The New York Times’, que identificó a esta herramienta con el nombre de ‘Greyball’.

Haciendo uso de las enormes cantidades de datos que acumula a través de su ‘app’, Uber logró perfilar cuáles solicitudes de servicios de transporte eran realizadas desde cuentas asociadas a entidades oficiales u organismos de seguridad. Cuando creía estar ante un pedido engañoso, la aplicación desplegaba en el mapa un número de carros ‘fantasma’ para despistar a los usuarios. A su vez, el carro que supuestamente había tomado el servicio ‘desaparecía’ tras unos minutos.

Uber ha admitido que, en efecto, hizo uso de la herramienta, pero aclaró que hace parte de un programa de prevención ante la violación de sus términos de servicio.

En un comunicado indicó: “Este programa niega las solicitudes de carreras a usuarios que violan nuestros términos de servicio, ya sea gente que pretende agredir físicamente a los conductores, competidores que buscan interrumpir nuestras operaciones o rivales que se unen con oficiales en secreto para ‘emboscar’ a conductores”.

Una fuente cercana con el caso le dijo al diario colombiano El Tiempo, desde San Francisco, que la empresa solamente ha usado ‘Greyball’ en aquellos lugares en los que los conductores han enfrentado amenazas contra su seguridad o, incluso, agresiones a ellos o a sus vehículos.

De acuerdo con el ‘Times’, unos 50 o 60 empleados de Uber sabían de ‘Greyball’ y algunos llegaron a expresar sus reparos sobre su legalidad. El equipo legal de la firma, consideró que no rompía ninguna ley. El diario neoyorquino plantea, sin embargo, dudas sobre si podría violar una legislación federal sobre fraude informático o si podría, incluso, tipificarse como obstrucción a las autoridades judiciales.

Fuente: El Pais

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