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Desde abril, las voces de la suerte se renuevan

Cuando la abuela de José Évora escuchó en la radio por primera vez a su nieto cantar los números de la Lotería, rompió en llantos. No podía creer que la voz de su nieto fuera la encargada de llevar la suerte de miles de apostadores a lo largo y ancho del país.

José integra la nueva generación de niños cantores de la Dirección de Loterías y Quinielas. Tiene 16 años y está en quinto año de liceo.

El viernes José dijo a El País que tiene dos sueños: ser licenciado en enfermería y cantar la Lotería para «alguien que necesite mucho el premio, en particular si tiene problemas de salud». «Me sobran las ganas de trabajar. Ahora hay que demostrar que interesa el trabajo y que no se viene acá por el dinero», agregó.

El nuevo niño cantor integra un equipo de nueve jóvenes de INAU que desde el 1° de abril tomarán el lugar de otros nueve que culminaron su contrato de dos años. Una de las condiciones para mantenerse en el cargo es tener buenas calificaciones en los estudios.

El casting se hace con adolescentes nominados por INAU de acuerdo a un perfil definido por Loterías y Quinielas. En enero comenzó el proceso de selección que incluye pruebas de voz y canto.

José contó a El País que en las primeras pruebas se equivocó pero siguió adelante.

«En mi casa practiqué y practiqué. Mi madre me decía que no cantara más porque los vecinos se podían molestar. Yo le dije que si les molesta que se muden, voy a seguir cantando», dice entre risas el niño cantor.

El viernes los «veteranos» niños cantores Jessica Suárez y José Costa instruían a José Évora con la supervisión de la escribana Nibia Torres.

Los cantores experimentados cumplieron su contrato estudiando administración. Jessica todavía está buscando trabajo y José Costa ya fue contratado en una sucursal de una red de cobranzas y pagos.

Ambos jóvenes dijeron a El País que no tienen ganas de abandonar el puesto de niño cantor. «Hace cinco meses que estoy triste, no me quiero ir de acá», bromeó Costa.

El veterano cantor observa a su sucesor y siente que le están pasando las mismas cosas. «Cuando canté por primera vez mis vecinos del Cerrito se juntaron en un comercio para escucharme en la radio», contó.

Jessica se mostró muy contenta de haber podido ser una niña cantora. Se divierte contando anécdotas de los sorteos y de algunas vivencias ante las cámaras. Dice que el conductor televisivo del sorteo del 5 de Oro, Homero Rodríguez Tabeira, es un «señor simpático» y divertido.

Los niños cantores tienen la obligación de trabajar dos horas por día de lunes a viernes y se realizan turnos rotativos para cubrir los sorteos del fin de semana. Por ello cobran un salario de unos $ 9.000 por mes.

Teniendo en cuenta su condición de menor de edad y que la zona en que están las oficinas en Ciudad Vieja ha tenido dificultades en seguridad, la Dirección de Loterías y Quinielas dispone de un remise que los lleva y trae a trabajar, según dijo un funcionario del organismo.
Tareas.

Torres explicó a El País que los niños cantores realizan algunas actividades administrativas además de desempeñarse en el momento de los sorteos.

Las reglamentanciones son rígidas para los niños cantores y todos los que participan en los sorteos. «Acá hay mucha transparencia y mucho protocolo. Los niños cantores trabajan en base a exigencia y disciplina. Deben tener determinada postura, mantener la higiene personal y cuidar los uniformes», dijo la escribana Torres.

Además, los niños cantores deben ser rápidos en materia de reflejos. En caso de error la rectificación debe ser instantánea y seguir adelante. No pueden reír ante un error.

Para evitar suspicacias los niños cantores no tocan las bolillas, de eso se encargan los escribanos. No obstante, todo el sistema de sorteos está tecnificado con equipamiento de primera línea y es «imposible» que se produzcan irregularidades, subrayó la escribana Torres.
Aplausos en el sorteo de Nueva Helvecia

El viernes fue un día distinto en la Dirección de Loterías y Quinielas. Ese día los sorteos principales se trasladaron a la ciudad de Nueva Helvecia en Colonia. El premio mayor fue de 20 millones de pesos y el boleto fue vendido en Las Piedras. Como marca el estricto reglamento de sorteos, el niño cantor debió decir en una misma frase el número ganador y el monto del premio. Lo distinto fue que, tras el anuncio, se escuchó un estallido de aplausos desde Nueva Helvecia. Segundos después se escuchó en la radio alguien que decía «ganamos, ganamos». «¿Qué ganó?», preguntó otra voz. «Ganamos el primer puesto del concurso de carnaval», respondió el que festejaba. Eran los integrantes del conjunto de humoristas Sociedad Anónima que fueron contratados para animar los sorteos que se realizan cada dos meses fuera de la sede de la Dirección de Loterías y Quinielas.

EL PAIS

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