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Gobierno argentino endurece las trabas sobre las importaciones

Pese a que la economía argentina aceleró el ritmo de su caída desde agosto pasado, el gobierno de Cristina Kirchner no sólo mantuvo las trabas a las importaciones, sino que en algunos casos las endureció el mes pasado.

«Octubre ha sido uno de los peores meses para la importación. Si bien aún no hay cifras oficiales, la percepción de los importadores es que todo el proceso de administración del comercio exterior se ha endurecido», dijo a El País Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA).

Con el acceso cerrado a los mercados internacionales al menos hasta que no se alcance un acuerdo con los «fondos buitre», el gobierno argentino viene ajustando las restricciones a las importaciones para sostener el saldo superavitario de la balanza comercial, hoy por hoy la única fuente de ingreso de divisas al país. Ese objetivo se vuelve cada vez más difícil de alcanzar dado que las exportaciones vienen disminuyendo con fuerza. En los primeros nueve meses del año, la caída fue del 10,2% frente al mismo período de 2013.

En ese marco, las restricciones al acceso de divisas para los importadores que se ajustaron en el final de la gestión de Juan Carlos Fábrega al frente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), sufrieron una nueva vuelta de tuerca tras la asunción de Alejandro Vanoli el 2 de octubre pasado.

En septiembre, el BCRA redujo de US$ 300.000 a US$ 150.000 el tope de las autorizaciones de divisas para giros al exterior. «En la práctica, esto hizo que una cantidad de medianas empresas que antes no tenían dificultades porque les era suficiente la aprobación de la Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) para recibir las divisas de un banco comercial, ahora empezarán a tenerlas», señaló Ponce.

A esa medida se le agregó a mediados de octubre la reducción de 365 a 120 días el plazo para que los importadores puedan demostrar el ingreso aduanero de los bienes en caso de pagos anticipados. Dado que Argentina tiene parte de su deuda en default, las empresas enfrentan dificultades para financiar operaciones en comercio exterior y, en su gran mayoría, se ven obligadas a pagar por adelantado.

«Con el producto terminado, esos plazos alcanzarían y no habría problemas, pero hoy solo ingresa como producto terminado el 10% de las importaciones: el resto son insumos para la producción. Por eso, hay una inmensa mayoría de empresas a las que le resulta insuficiente ese plazo y el problema es que, si no hacen la demostración, el BCRA les impide volver a trabajar con pago anticipado, lo que es lo mismo que decirles que bajen la cortina», agregó Ponce.

En la industria argentina, las restricciones vienen afectando especialmente a la industria automotriz y a los ensambladores de productos electrónicos de la provincia de Tierra del Fuego. De hecho, esos dos sectores concentran cerca del 75% de la deuda por unos US$ 5.000 millones que el BCRA tiene con los importadores por operaciones ya realizadas y demoradas en su pago. Ante la falta de divisas para acceder a los insumos y el riesgo de que se aceleren las suspensiones y despidos en esas industrias, el gobierno puso en marcha en octubre la entrega de dólares por cupos.

Por mes, el BCRA se comprometió a garantizarles US$ 110 millones a las automotrices y US$ 120 millones a las ensambladoras de Tierra del Fuego, menos de la mitad del monto que esos sectores venían demandando hasta agosto pasado. En las últimas semanas los cupos de divisas para importar se extendieron a otros sectores.

«Disipada la expectativa de que el BCRA vaya a regularizar la situación y pagar la deuda en el corto plazo con los importadores, los planes de producción de las empresas se ajustaron en el último mes a niveles más bajos para que la demanda de insumos importados sea inferior al cupo de divisas disponible. De esa manera, las compañías buscan ir cobrándose la deuda», dijo el economista Luis Secco. Este ajuste es una las causas del derrumbe de los niveles de producción en la industria. Según la consultora Orlando Ferreres & Asociados, el Índice de Producción Industrial cayó 6,1% en agosto y 5,5% en septiembre con respecto a los mismos meses de 2013.

Por su parte, en Uruguay, el gobierno reconoce que la recuperación de algunos sectores que dependen de Argentina «será difícil» porque la situación «va a seguir siendo dificultosa». La semana pasada el ministro de Industria, Roberto Kreimerman, dijo a El País que en particular uno de los sectores que más preocupación genera es el automotriz, considerando su dependencia con la vecina orilla.

A modo de ejemplo, las ventas de vehículos y autopartes hacia ese mercado acumulan una caída de 47,6% y 21,6%, respectivamente, en lo que va del año con ventas por US$ 118 millones. Si se consideran las exportaciones en general hacia la vecina orilla, el descenso es de 16,9% respecto al año pasado con operaciones por US$ 340 millones. Las dificultades en la relación comercial también volvieron a ser mencionadas el pasado miércoles por la Cámara de Industrias.
Acceso a divisas en «stand by»

Para los economistas argentinos, la posibilidad de que se flexibilice el acceso a las divisas en los próximos meses está atada a la solución —o no— del conflicto con los «fondos buitre», una vez que venza en enero próximo la cláusula que impide al gobierno argentino ofrecer mejores condiciones a los acreedores que no participaron en los canjes de deuda de 2005 y 2010.

El economista Luis Secco indicó que «si se alcanza un acuerdo con los holdouts, eso ayudaría a descomprimir las presiones sobre el mercado y permitiría comprar más tiempo». No obstante, un arreglo de ese tipo «no resolvería los desequilibrios macroeconómicos que presenta Argentina», añadió.

EL PAÍS

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