«La rueda de Copenhague», el nombre con el que bautizaron a este instrumento, es una especie de plato que se adapta a la rueda trasera de las bicicletas convencionales.
Tiene una serie de mecanismos que permiten acumular la energía disipada cuando el usuario pedalea y frena, para luego almacenarla hasta cuando la necesite. De ese modo, vuelve sencillos los tramos complicados como los repechos.
Además, el dispositivo puede ser controlado con un teléfono inteligente. Mediante el celular, se le puede activar un candado, hacer cambios de velocidad y seleccionar cuánta ayuda externa se desea recibir para andar.
A su vez, la rueda cuenta con un sensor que registra los niveles de esfuerzo realizado por el ciclista.
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