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Lentes inteligentes mejoran ceguera

Es como en la película El Señor de los Anillos cuando Frodo se pone el anillo y ve las cosas de una manera distinta". Así describe Iain Cairns (43), especialista en marketing y uno de los primeros pacientes que probaron los lentes inteligentes recientemente desarrollados por la Universidad de Oxford, Inglaterra.

Cairns padece de coroideremia, una enfermedad hereditaria y progresiva que le fue diagnosticada a los 12 años y que, a la postre, causa ceguera total. Sin embargo, Cairns aún mantiene una pequeña área de visión central en cada ojo, condición que es conocida como «visión de túnel».

«Lo grandioso de estos lentes es que con ellos aprovechas al máximo la visión que tienes», aclaró Cairns al periódico «The Times» de Londres.

Las gafas -que son bastante grandes y que deben ser usadas junto a una computadora que se carga en una mochila- utiliza una cámara 3D para captar imágenes. Estas son procesadas por la computadora «traduciéndolas» en escenas en blanco y negro, de alto contraste, donde el contorno de las personas y objetos aparecen claramente delineados.

Desde el punto de vista técnico, el lente funciona emitiendo destellos de luz infrarroja a través de un láser. Estos se proyectan con el mismo ángulo de visión que tiene un persona sin problemas de vista. Por otro lado, una cámara infrarroja (en los mismos lentes) capta la puntos de luz y así determinan la distancia y el contorno de los objetos.

Luego viene el trabajo del software que traduce esa información como siluetas blancas en un fondo oscuro. Estos contornos son finalmente proyectados en las pantallas transparentes de los lentes inteligentes.

Stephen Hicks, científico que encabezó el estudio, dijo que la mayor ayuda de los lentes es que les devuelve la autonomía a quienes han perdido gran parte de su visión ya que, por ejemplo, permite ver obstáculos que hay por el camino y, así, evitar tropezar.

«A la gente les encanta lo mucho que pueden ver ahora. Pueden ver detalles de los rostros. ¡Pueden verse las manos!», dijo Hicks.

Las gafas ya han sido probadas en el ambiente controlado de un laboratorio, sin embargo, ahora el equipo de investigadores está reclutando a cientos de pacientes para probarlo en el entorno hogareño y realizar pruebas al aire libre.

Si bien el prototipo funcional con el que se trabaja actualmente es rústico, voluminoso y está conectado por un cable a una computadora portátil, se espera que la siguiente versión sea solo un poco más grande que los anteojos convencionales.

Sus creadores esperan que cuando el producto sea comercializado tenga un precio similar al de un teléfono inteligente.

EL PAÍS

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