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Un mejor nacer

“El objetivo es hacer del parto la mejor experiencia posible para la madre y su recién nacido”.

“La obligación de todos aquellos que tenemos que ver con la asistencia del embarazo y el parto es lograr brindar una asistencia basada en evidencia científica de primer nivel y actualizada”.

Desde hace un buen tiempo a esta parte se han generado múltiples maneras de referirse al nacimiento. Así es que se habla de parto medicalizado, parto humanizado, parto natural, etc., denominaciones que en verdad se refieren más que al parto, a la manera de la asistencia del mismo. Es así que surgen luego estereotipos de quiénes asisten los partos, tal o cuál es “naturista”, fulano no hace partos humanizados, etc.

La realidad (en mi opinión) es que esa manera de ver las cosas, de crear “bandos” o tildar de “invasivos” a ciertos grupos, la mayoría de las veces no sólo no se ajusta  a la realidad, ya que no existen definiciones claras de que significa “naturista”, o “parto medicalizado”, sino que muy lejos de ayudar a la paciente embarazada, le crea inseguridades, porque la cantidad de información que recibe es muchísima, y la base de la misma con frecuencia no es para nada sólida.

Obviamente que sería necio desconocer que existen diferentes filosofías o formas en la asistencia del parto, quiénes practican una manera más intervencionista de la asistencia, y quiénes no.

De una manera u otra, es preciso y necesario pensar que el único objetivo que se persigue es siempre el bienestar materno y de su hijo, optando por las prácticas que quién se encuentra asistiendo entiende cómo las adecuadas, con la mejor de las intenciones de obtener los mejores resultados y hacer del parto la mejor experiencia posible para la madre y su recién nacido.

Entonces, es justamente allí donde creo se debe centrar la discusión, en los beneficios de las prácticas, no en las intenciones. No existen partos “deshumanizados” en contraposición al parto humanizado, o partos “artificiales” en contraposición al parto natural. Sí existen mejores prácticas demostradas por la literatura científica, como beneficiosas, dudosas o innecesarias, orientadas a lograr mejores resultados, respetando lo más posible lo natural del proceso y la intimidad de la pareja y su hijo. Esa es la obligación técnica y humana de todos los que tenemos el privilegio de asistir durante el proceso del embarazo y el parto.

Como médicos, parteras o doulas, siempre que asesoremos a la paciente embarazada debemos hacerlo sin duda desde el lugar más respetuoso posible de la individualidad de esa madre y su pareja, no dejando interferir nuestras convicciones o creencias subjetivas personales, sin juzgar, y con la obligación de ofrecer siempre las mejores intervenciones demostradas científicamente como beneficiosas.

Es tan criticable realizar intervenciones innecesarias como desaconsejar aquellas que pueden ser beneficiosas en determinadas circunstancias tan sólo basándose en un enfoque “romántico” del embarazo y parto.

Nadie discute hoy que la episiotomía no es necesaria siempre, pero en ciertas ocasiones se debe realizar. Nadie discute que el enema rutinario no ofrece beneficio alguno, salvo que la misma paciente lo solicite y eso le brinde tranquilidad a la hora de pujar.

No hay dudas que el uso de ocitocina en el parto no es algo que debe de hacerse siempre, pero cuándo es necesario corregir la dinámica del parto como alternativa previa a pensar en realizar una cesárea, es una excelente herramienta.

Nadie sostiene que la analgesia del parto es fundamental, que debe realizarse sí o sí, pero cuando el dolor de las contracciones termina transformando a la experiencia del parto en algo insoportable, consumiendo a la madre sus fuerzas y resistencia en vistas a lograr el parto vaginal, es una buena alternativa.

En definitiva, creo que la obligación de todos aquellos que tenemos que ver con la asistencia del embarazo y el parto es lograr brindar una asistencia basada en evidencia científica de primer nivel, actualizada, sin miedo a tener que cambiar nuestras prácticas ante la aparición de nuevos conocimientos, obviamente que sin dejar de lado el valor de la experiencia y siempre desde un enfoque humanista de la asistencia.

Sin dudas, la asistencia del parto basado en evidencias, es el camino a un mejor nacer.

 

Por: Dr. Gonzalo Sotero.
Ginecólogo – Obstetra.
Prof. Agdo. de la Clínica Ginecotocológica “C”.

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