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Allegado a la familia es principal sospechoso del crimen de Yamila

Un cuñado de 34 años y un ex novio, de 24, permanecen detenidos por el caso de la muerte de la adolescente Yamila Rodríguez, cuyo cadáver apareció el lunes en la zona periférica de Punta del Este.

Fuera de la sede del juzgado de Maldonado donde ayer hubo un desfile incesante de testigos, -concurrieron 16 personas a lo largo de la intensa jornada- más de una decena de familiares y allegados a Yami- la Rodríguez permanecieron hasta bien entrada la noche, mientras continuaban los interrogatorios.

Además de los dos detenidos, varias personas, entre ellas dos amigas de Yamila, una mujer que ejerce la prostitución y el concubino de esta quedaron libres.

Hoy habrá nuevas actuaciones que pueden incluir allanamientos y eventuales detenciones, con la finalidad de aclarar detalles del complejo caso.

El padre de la joven estuvo en el interior de la sede judicial, con ojos caídos, sin consuelo ni acomodo en la silla de plástico blanco donde estaba sentado, junto a una ventana que da a la calle.

Fuentes del caso aseguraron anoche a El País que de las actuaciones judiciales no surge ningún elemento que involucre a la familia directa de la víctima en el hecho delictivo.

Sin embargo, y a partir de los indicios y testimonios recolectados en las últimas horas, el juez Gerardo Fogliacco centró la investigación en el entorno de allegados a la víctima.

De las tres interrogantes que los investigadores intentan aclarar -dónde se cometió el crimen, quién o quiénes tuvieron participación, y cuál fue el móvil del mismo- está identificado plenamente el escenario: una precaria pieza de madera situada a los fondos de la casa de una de las hermanas de Yamila, en el corazón del barrio Kennedy. La casa y la pieza se encuentran a unos 200 metros de distancia de la vivienda donde residen los padres y otros hermanos de la joven asesinada.
Análisis.

En los allanamientos realizados en la pieza del fondo de la casa de la hermana, se recogieron bastantes indicios -huellas de sangre, entre otros- que sitúan el lugar como la propia escena de la muerte, según todas las fuentes. Esos indicios son analizados aún por la Policía Técnica en Montevideo.

El caso enfrenta una dura tarea para verificar la validez de los testimonios de indagados, familiares, amigos y testigos “de oídas”, en los que se ponen de manifiesto numerosas contradicciones. Las indagatorias permitieron, por ejemplo, derribar la afirmación de uno de los testigos que aseguraba que el 2 de noviembre -día de la desaparición de Yamila-, la joven de 15 años se había subido a una camioneta 4×4, en compañía de otra joven de 18 años. Esta chica fue detenida e indagada, pero ayer quedó en libertad, al igual que otros dos detenidos en la primera jornada.

“El testigo que mencionó la camioneta 4×4 no pudo sostener la historia ante el juez”, declaró una fuente a El País.
Matrioska.

Como el conocido juguete de las matrioskas -las muñecas rusas que se abren para dejar ver réplicas más pequeñas en su interior- el caso del asesinato de Yamila fue reduciéndose con el pasar del tiempo al círculo íntimo de la víctima.

Desde un primer momento, tanto el juez como los policías tenían claro que se trataba de un caso delimitado al asentamiento Kennedy.

Con el resultado de distintos análisis practicados por los técnicos policiales, la historia se redujo a ese entorno y al predio de la casa de la hermana -cuya pareja es el sospechoso de 34 años que está detenido.

Ese predio presenta características peculiares. Allí se levanta la humilde choza de madera de la pareja, y a los fondos, otras dos piezas, aun más precarias, que los jóvenes del barrio emplean para mantener relaciones sexuales.

Fue en una de esas piezas donde se levantaron los indicios más relevantes, entre ellos una mancha de sangre de grandes dimensiones sobre una especie de alfombra de fieltro. La mancha fue expuesta al luminol, una sustancia que se utiliza en química forense, que confirmó la presencia de fluidos en la habitación. Los resultados del análisis revelaron que alguien pretendió lavar la mancha, que parecía reciente.

Aunque no está plenamente confirmado que el tipo de sangre sea el de Yamila, las fuentes consideran que no habría dudas sobre este tema.

Los peritajes también indicaron que el cadáver fue arrastrado por el interior de la pieza. La Policía Científica obtuvo en el lugar un chicle masticado, un cenicero y una colilla de un cigarrillo, así como un mechón de pelo con sangre y gotas de sangre que había sobre un sillón, cerca de la cama. Además, fueron halladas huellas en el cenicero y en las paredes de madera.

Fuentes policiales de Maldonado señalaron anoche que la Policía Científica de Montevideo todavía no tiene los resultados de las pericias y que las mismas, apenas se obtengan, serán remitidas al juez de la causa para que pueda evaluarlas.

A última hora, el juez Fogliacco determinó un careo entre el cuñado y un vecino, a propósito de la pertenencia de una campera de nylon que fue encontrada en uno de los allanamientos, y que estaba manchada de sangre.

 La precaria pieza en los fondos de la vivienda de la hermana. Foto: R. Figueredo.

La precaria pieza en los fondos de la vivienda de la hermana. Foto: R. Figueredo.

LAS PIEZAS CLAVE DEL CASO

EL ARMA. Uno de los elementos determinantes para los investigadores es la aparición del arma con la que se pretendió desmembrar el cadáver de la joven. Según la investigación forense, se trata de una especie de machete o cuchilla de agudo filo.

GOLPE. Un fax enviado desde Montevideo, a modo de adelanto de más pruebas, informó al juez Fogliacco que la joven fue ultimada de un golpe aplicado con un “objeto contundente” que le produjo una herida de trece centímetros de en su cráneo. Tampoco ha aparecido ese objeto.

CAMPERA. Un elemento que anoche se mencionaba como relevante es una campera de nylon que fue encontrada en los allanamientos que se realizaron en el barrio Kennedy. Esa campera tenía manchas de sangre, pero no se determinó todavía a quién pertenecía.

MÓVIL. Aunque se trata de un elemento fundamental en la investigación, fuentes consultadas por El País consideran que, luego de haberse determinado el escenario donde se produjo el crimen, es más accesible cerrar el cerco en torno al autor, para aclarar luego el motivo.

EL PAÍS

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