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«Avenida Brasil fue una locura»

La Tele emitirá el último capítulo de Avenida Brasil, la telenovela de mayor éxito en la historia de TV Globo. Leticia Isnard, quien encarna a Ivana Araújo, habló con El País sobre este fenómeno.

En su segunda visita a Montevideo, la actriz vino a presentar la película Entre aprietos y perros en el Festival de Cine Brasilero que se desarrolla en Alfabeta. Pero acaparó la atención por tratarse de una de las figuras de Avenida Brasil, que esta noche tendrá una función especial en el Teatro Movie. Sólo 600 seguidores de la serie, que ganaron un sorteo propuesto por La Tele, verán los dos últimos capítulos antes de su emisión en el canal de aire.»¡Todos quieren hablar de la telenovela!», dijo sonriente a El País Leticia Isnard (con larga trayectoria en teatro y programas humorísticos, que acaba de debutar en la pantalla grande). Hace seis años viajó por primera vez a Montevideo para participar en un festival de poesía y asistir al concierto que Kusturica ofreció en el Teatro de Verano. Licenciada en Sociología, tiene su propia compañía de teatro experimental, llamada Los Desequilibrados. En Brasil todavía usa el transporte público.

-¿Cuál cree que ha sido la clave del éxito de Avenida Brasil?

-Lo más especial fue la suerte de encuentro tan particular que se dio entre el autor, la dirección y el elenco. ¡Fue una alineación cósmica! Funcionó porque lo más importante no es la historia de amor, sino la historia de venganza. Entonces la historia de amor, que es lo más común en las telenovelas, corre en paralelo. La venganza de Nina contra Carminha además es muy especial y por eso muchos hombres también siguieron la novela en Brasil. Otra cosa es que el autor (João Emanuel Carneiro) trazó el arco de dramaturgia de forma que en cada capítulo, y hasta diría en cada bloque, hay temas que comienzan y tienen su desarrollo, eso le dio gran dinámica. Él tenía una historia que contar, no lo hizo inventando trucos.

-¿Qué marcó en tu carrera? ¿Cómo lo vivió el elenco?

-Fue muy especial para todos, fue muy placentero hacer la telenovela, pudimos ser muy creativos, algo que a veces en la televisión, por el ritmo industrial, no es posible. Pudimos jugar, improvisar. Para los que ya eran famosos fue una oportunidad muy rara, para mí marcó un antes y un después, un cambio completo porque hasta entonces había hecho series de humor y una novela con un papel pequeño pero nunca había tenido una oportunidad tan grande. Yo entré por casting, no conocía a nadie.

-¿Hoy podés caminar por la calle sin que te reconozcan?

-Sí, yo continué con mi vida normal, uso el transporte público, ando en autobús, en el metro y las personas no esperan ver un actor de televisión andando así, entonces cuando se dan cuenta que soy yo ya me fui. Se quedan confusos pensando si era o no era porque soy diferente al personaje. Con la ropa, el pelo y el maquillaje las mujeres cambiamos mucho, (se ríe).

-¿Te sentiste identificada en algún aspecto con tu rol en la ficción?

-Me identifico con la dulzura y con el buen humor de Ivana y me pareció interesante que el autor proponga que todas las personas son buenas hasta que se demuestre lo contrario. El autor además plantea que las personas no son una cosa sola, Ivana no es solamente burra, es burra con Max, con el amor, es ciega, no quiere ver, pero es una mujer muy inteligente con los negocios, con la plata, entonces esa complejidad me parece interesante. Incluso la propia Carminha no es solamente mala porque ahora están viendo en Uruguay que ella es también una víctima. Así el personaje es más rico y más difícil de encarnar.

-Hasta la presidenta Dilma Rousseff se declaró seguidora de la trama.

-Sí, fue una locura en Brasil, el país se paraba todos los días para ver la novela. Cuando se emitió el último capítulo se tomaron imágenes de la avenida más importante de San Pablo completamente desierta, fue muy gratificante. Resultó ser un trabajo muy liberador, porque reafirmó que se puede hacer entretenimiento de masa industrial con calidad artística.

-¿Por qué Brasil es tan exitoso exportando telenovelas pero su cine pasa bastante inadvertido?

-Creo que hay una cuestión logística. En Brasil hay 2500 salas de cine para todo el país, es decir, para 200 millones de personas, ¡es nada! Y además es un entretenimiento caro para la población. La televisión es genial porque se paga en la cuenta de luz, no tenés que salir casa, no gastás plata y como tenemos una población muy pobre la difusión es muy eficaz en ese sentido. Lo interesante de Avenida Brasil es que fue el primer gran suceso desde que estamos en la era de Internet. En estos tiempos los jóvenes no ven tantas novelas como antes, pero Avenida recuperó este público. Por eso fue tan fenomenal, porque los formadores de opinión, los periodistas y los intelectuales estaban mirando y hablando mucho de este fenómeno.

-Vino a presentar Entre aprietos y perros. ¿Cómo fue trabajar con animales?

-Es una comedia romántica con humor negro, ácido, un estilo que me gusta mucho porque es divertida e inteligente al mismo tiempo. Los perros eran increíbles, grandes actores, hacían de todo, eran muy profesionales, viajaron desde Hollywood, ¡de Los Ángeles!, (se ríe).

-¿Viene del teatro?

-Tengo un grupo de teatro alternativo desde hace 17 años llamado Los Desequilibrados, porque es lo que buscamos: desequilibrar la escena, experimentamos y trabajamos mucho en espacios no convencionales, en casas, cines y clubes nocturnos. Creo que el cine en Brasil aún está muy enfocado en lo social, hay muchas películas sobre la violencia, la pobreza y recién ahora estamos empezando a hacer más comedia romántica y drama psicológico. Entonces cuando necesitaban a alguien de ojos claros era una mujer linda, no era yo, entonces no tenía mucha entrada en ese mercado.

-¿Dirás que tu carrera ha sido difícil?

-Sí, pero siempre hice todo con mucha alegría. Fue difícil porque mi familia tenía mucho recelo, creo que es normal, porque los artistas no tenemos empleo fijo con salario y es una vida muy loca. Mi padre era ingeniero y mi madre es profesora de inglés, ella no quería que yo fuera actriz, pero hice la facultad de Sociología, tenía una carrera académica paralela. Justo iba a cursar un doctorado en Nueva York cuando conocí al director de mi compañía y me quedé.
«Soy más comediante que dramática»

Antes de aceptar el papel en Avenida Brasil, Leticia Isnard atravesó momentos muy difíciles que pusieron en riesgo su vida. «Estaba muy triste, tuve una complicación de salud y no esperaba nada, no tenía ninguna expectativa. Cuando empezás en un trabajo así decís: `ok, ¿a quién tengo que servir? ¿A qué famosos?`. Sin embargo fue una gran sorpresa porque no me pusieron en ese lugar, éramos realmente un buen equipo», explicó a El País.

Su compañía de teatro Los Desequilibrados consta de seis integrantes: cinco actores y un director.

Ahora espera que la repercusión obtenida con la telenovela le permita conseguir mejores patrocinadores para las obras que quiere montar y llevar en gira por su país.

También tiene intenciones de seguir haciendo cine: «Es un proceso que puede ser más profundo que el paso por la televisión y con un alcance más interesante que el teatro porque una película puede proyectarse en otros países».

Isnard comenzó en el programa de humor Minha Nada Mole Vida y después pasó por otras producciones como Beleza Pura, A Grande Familia y Tapas & Beijos. Ni bien terminó el rodaje de Avenida Brasil protagonizó Sangue Bom.

«Soy más comediante que actriz dramática», confiesa. «Pero me gusta el género tragicómico, es un lugar muy especial para trabajar el humor con una dimensión más humana porque siempre nos alcanza de una manera interesante».

EL PAÍS

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