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Drexler invita a mover el cuerpo en dos funciones

Embarcado en una gira por la región y tras haber ofrecido dos exitosas funciones en el Luna Park de Buenos Aires, Jorge Drexler presenta hoy y mañana en el Auditorio Nacional del Sodre su más reciente disco, Bailar en la cueva.

Lo compuso en una playa de Cantabria, lo grabó en Colombia y de paso invitó a Caetano Veloso, Bomba Estéreo y la rapera franco-chilena Ana Tijoux. Bailar en la cueva representa un cambio de sonido en la carrera de Jorge Drexler que ahora invita a mover el cuerpo con una serie de ritmos latinoamericanos que exploró en sus lugares de origen.

«Estuve muy centrado en el mundo de las emociones, después trabajé mucho en el de las ideas, como en la aplicación N, que tenía que ver con la razón y la matemática aplicada y en este trabajo me fui al polo opuesto, un área que tenía descuidada y que es un verdadero desafío», explicó Drexler a El País, en marzo, cuando el anuncio de Bailar en la cueva provocaba todavía curiosidad.

El cantautor, que debutó en cine con Daniel Burman y compuso música para una obra (Tres Hologramas) que interpretó el Ballet Nacional del Sodre, toma clases de expresión corporal con Graciela Figueroa en Madrid. «Voy a su escuela todos los lunes que puedo a bailar un par de horas. Y luego la formación principal es en los boliches de todas las capitales latinoamericanas, (se ríe). Trato de ir a lugares originales, a bailar samba en una casa de pescadores del norte de Florianópolis, a un bar de vallenato de Medellín o un bar de cumbia electrónica en Bogotá», explicaba el oscarizado que viene de ofrecer dos funciones exitosas en el Luna Park de Buenos Aires.

Fue su primera vez en el estadio argentino y por eso al inaugurar el ciclo aseguró: «Y el hombre llegó a la Luna», frase que recogieron los medios de prensa condimentada con elogios.

El espectáculo que presentará esta noche y mañana a las 21 horas en el Auditorio Nacional del Sodre combinará la carga explosiva de su reciente material con la intimidad que promueve en el resto de su discografía, acompañado por siete músicos (Sebastián Merlín en percusión, guitarras y coros, Campi Campón en programaciones y guitarra, Borja Barrueta en batería, Martín Leiton en bajo, Fabrizio Scarafile en saxo y flauta, Santiago Cañada en trombón y Roqui Albero en trompeta).

«Drexler exhibió una apertura a nuevos territorios musicales, en los que se apropia de nuevas formas rítmicas, sin renunciar ni un poco a su propia manera de decir, de contar y de cantar», reseñó Clarín, adelantando que en el repertorio no faltan Bailar en la cueva, Como electrones, Transporte, Caí creo que caí, La plegaria del paparazzo (un tiro acertado a `la prensa chatarra`), Bolivia, Me haces bien, Universos paralelos, y tantas otras. En Buenos Aires los invitados especiales fueron Juan Campodónico y Kevin Johansen.

«Elegante, de saco pero con zapatillas blancas y cómodas, así se presentó ante un Luna colmado. Y lo primero que hizo junto con sus músicos fue tirar unos pasitos, demostrar que si él estaba dispuesto a soltarse es porque esperaba lo mismo de su gente. Y así fue, con el correr del concierto no conformaría al público sólo con corear las canciones, sino que también invitaría a la gente a acercarse al escenario. Primero para bailar en pareja y apretaditos y luego para soltarse y dejarse llevar por las cumbias amazónicas y los aires de guarachas que contienen algunos de sus temas nuevos», comentó La Nación.

Las ganas de ubicar el dínamo en el cuerpo están ligadas a su historia, porque creció en un país que estaba en dictadura. «Crecí en un Uruguay militarizado donde la danza no estaba bien vista, y como suele pasar en los fenómenos en espejo tampoco era bien vista en el entorno de izquierda en el que me crié», explicó.

EL PAÍS

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