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En Uruguay el problema de los niños no es el bajo peso sino la obesidad

La desnutrición por bajo peso en escolares no es significativa, pero sí lo son el sobrepeso y la carencia de micronutrientes

A diferencia de lo que uno podría imaginar, durante las vacaciones de verano los consultorios pediátricos no se llenan de niños hambrientos, afectados por la inactividad escolar y la falta de los comedores. Al menos la pediatra Cristina Estefanell, secretaria del comité de nutrición de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, nunca ha percibido algo semejante.

En realidad, uno de los problemas más acuciantes de la infancia en lo que tiene que ver con nutrición es, justamente, el opuesto: la desnutrición por exceso de peso.

Estefanell explicó que las palabra desnutrición y malnutrición apuntan, justamente, a una situación de falta de nutrientes adecuados. “Significa mal nutrido, ya sea por exceso o por defecto”, indicó.

Esto es preocupante en Uruguay y en el mundo en general. No hay datos recientes que lo reflejen, pero según la Encuesta Nacional de Sobrepeso y Obesidad realizada en el 2000, el 17 % de los niños de entre 9 y 12 años tiene sobrepeso y el 9 % se ubica en rangos de obesidad.

Estefanell aseguró que este, junto a la carencia de micronutrientes (vitaminas y minerales), son los dos “desafíos” principales desde el punto de vista nutricional, y van de la mano. En cambio, la malnutrición por falta de calorías no es un problema “significativo” para los niños uruguayos en edad escolar, dijo la especialista consultada por El Observador. De hecho, el déficit de peso viene disminuyendo desde hace 15 años en Uruguay.

A la pediatra le preocupan especialmente los bajos índices de hierro en sangre en los niños uruguayos, lo cual se refleja en una alta prevalencia de anemia: 31% de los niños. Disminuir esa cifra es una de las metas del programa Uruguay Crece Contigo, que justamente ayer miércoles divulgó sus primeros resultados, auspiciosos en ese sentido (ver nota abajo).

Un tercer problema preocupante en cuanto a la nutrición infantil, pero solo en algunos sectores socioeconómicos, es el déficit de talla, es decir, la baja estatura en relación con la edad. Es un diagnóstico que refleja un déficit nutricional “de largo aliento”, señaló Estafanell.

Pronóstico negro

En un artículo publicado en la Revista Médica del Uruguay en 2002, los doctores Raúl Pisabarro, Alicia Recalde, Ernesto Irrazábal y Yenica Chaftare analizaron los resultados de la encuesta que relevó los niveles de sobrepeso en la niñez uruguaya y concluyó: “En Uruguay padecemos cifras epidémicas de obesidad infantil que predicen un incremento de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes mellitus tipo 2 en los próximos años”.

En aquel momento, los autores consideraron que los médicos debían “mejorar las estrategias en prevención” para la obesidad infantil, “no solo promoviendo el ejercicio y optimizando la alimentación de nuestros niños, sino identificando a los grupos de riesgo y planeando una terapéutica familiar”. También advirtieron que los resultados excedían las “medidas personales” y exigían “medidas gubernamentales”.

No más alfajores ni snacks en las escuelas

Este lunes, cuando empiecen las clases, se empezará a aplicar la ley que se aprobó en 2013 y que regula la venta en las cantinas escolares. Entre otras cosas, la norma prohíbe la comercialización de alfajores, snacks y gaseosas, regula la cantidad de azúcar en postres, establece que los jugos deben ser 100 % de frutas y que los bizcochuelos deben ser a base de aceite en vez de manteca. En cambio, las escuelas están autorizadas a vender frutas y cereales.

EL OBSERVADOR

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