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Impulsos agresivos de Suárez pueden originarse en su infancia

La propensión a morder a sus oponentes es una "conducta reactiva y reiterada y no adaptativa", explicó Carlos Ferrés, psicólogo del deporte. Señaló que “como Suárez tenemos una gran cantidad de ejemplos en este mismo torneo”

La propensión de Luis Suárez a morder a sus oponentes es una «conducta reactiva y reiterada y no adaptativa» que puede tener raíz en su infancia y a lo largo de su adolescencia, explicó a El Observador Carlos Ferrés, fundador de la Sociedad Uruguaya de Psicología del Deporte. «Estamos hablando de Suárez ahora con 27 años, pero tendríamos que ver qué pasó en su formación. Es fácil decir que, sin duda, la frustración es una de las razones», agregó.

El delantero de la selección uruguaya ya ha sido sancionado en anteriores ocasiones por morder a sus rivales: 10 partidos por morder el brazo al defensa del Chelsea, Branislav Ivanovic, y otros siete encuentros por morder a Otman Bakkal, del PSV Eindhoven; en 2013 y 2010, respectivamente. Ahora la FIFA analiza si lo sancionará por un comportamiento que despierta duda sobre si existió una presunta tercera mordida.

Esta reacción agresiva “es consecuencia de su historia personal”, definió Ferrés, que aclaró que para emitir una opinión certera, no solo se debe analizar su pasado personal y familiar, sino lo que significa estar expuesto a “la naturaleza de una actividad competitiva” que exige que permanezcan en equilibrio los aspectos reflexivos y los aspectos emotivos del deportista.

“Como Suárez tenemos una gran cantidad de ejemplos en este mismo torneo”, recordó.

“El impulso de la agresión lo tenemos todos. Es la fuerza por la cual nosotros tendemos a superar una situación; es parte de nuestro comportamiento (…) Uno no puede determinar si el impulso agresivo es innato o adquirido; lo real es que todos los tenemos y que los patrones para manejar esa fuerza agresiva son aprendidos”, comentó Ferrés a El Observador.

Y concluyó: “Suárez es un fuera de serie. Un deportista de alto rendimiento es un anormal; está fuera de la norma. Pero es un ser humano y perder el control es un tema de tiempo; todos lo podemos perder cuando estamos sometidos a circunstancias de alto riesgo”.

Años difíciles

Una infancia difícil también puede ser la explicación para esta conducta para el psicólogo del deporte Tom Fawcett de la Salford University. Así lo explicó en un reportaje publicado por la BBC en abril de 2013, luego del episodio en el que cual el uruguayo mordió a Ivanovic.

“La primeros años de una persona contribuyen a formar su personalidad. Si se atiende a esto Suárez tuvo una infancia dura (fue el cuarto de siete hermanos en el seno de una familia humilde), en la que tuvo que luchar para salir adelante, ser astuto», dijo a la BBC. Y añadió: “Si ocurrió antes, volverá a ocurrir”, puesto que “a pesar de cualquier ayuda, lo volverá a hacer”.

Fawcett añadió que el temperamento de Suárez no puede aguantar estos partidos de alto riesgo en los que hay mucho en juego. “Es un jugador con talento, pero muy vulnerable en situaciones intensas, y un Italia-Uruguay siempre va a ser un partido caliente”, señaló.

Por su parte, Eva Kimonos, profesora de la Escuela de Psicología de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, Suárez “desquitó su frustración y su enojo con Giorgio Chiellini porque le bloqueó el acceso a la pelota, mordiéndolo de forma reactiva e impulsiva”, dijo a la agencia Reuters.

Fawcett también comentó a la BBC que, en el caso de Suárez, es una “respuesta primitiva, donde la emoción precede al proceso de pensamiento”.

La oreja y Tyson

Hubo otros casos en el fútbol. Por ejemplo, el delantero del Tottenham, Jermain Defoe, fue acusado de morder el brazo de Javier Mascherano, del West Ham, en 2006. En rugby también ha sucedido; pero la mordida más infame en el deporte fue la que le propinó el boxeador Mike Tyson a Evander Holyfield, cuando peleó por el título mundial de peso pesado en 1997.

EL OBSERVADOR

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