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Llegan las fiestas y aumenta la presión

Llegan Noche Buena, Navidad, Año Nuevo y las personas se sienten cansadas, llenas de preguntas y dudas sobre con quién y donde van a pasar las fiestas. Corren de prisa para comprar regalos pero pocos saben realmente lo que se conmemora y cuál es el verdadero significado de las festividades.

Las fiestas disparan viejas heridas, afloran pensamientos como el de no querer estar sola o el de no querer compartir a determinadas personas, y así se pierde el verdadero sentido del festejo. Es necesario poner intención y voluntad para evitar llenarse de negatividad. Los sentimientos y emociones aumentan su intensidad, se abren viejas heridas personales y el encuentro con otras personas trae recuerdos.

Es importante saber el significado y el mensaje espiritual que tienen la Navidad y el año Nuevo porque de lo contrario pierden el sentido.

En las familias con padres divorciados un tema controversial, y que desata peleas, es con quién pasarán los niños. En estos casos sugiero que los padres, como adultos que son, conversen sobre cómo dividir las fechas y que tengan en cuenta el bien de sus propios hijos. Es importante que el rencor, la rabia, los celos y el dolor no oscurezcan las decisiones.

No podemos impedir que un hijo pase con su padre o madre porque en la mesa estará presente la nueva pareja de su ex o familiares no queridos. Los pequeños tienen derecho a pasar ambos padres y sus respectivas familias, sí los progenitores deciden que es para el bien de ellos. Eviten tomar a los hijos como rehenes de sus conflictos. 

La felicidad es una decisión que implica focalizarse en pensamientos positivos que no incluyen pérdidas o resentimientos del pasado. Si te aparecen durante las fiestas aceptalos, no te pelees y por último soltalos. Es un periodo sensible pero también es una prueba de la capacidad de goce que tienen las personas a pesar de las tensiones que las rodean.

La decisión de pasar bien las fiestas es tuya, no importa con quién ni dónde. Lo primordial es la actitud de gratitud por lo que cada persona ve a su alrededor, no por los lugares, parientes o amigos que están o no a tu lado. El punto es como se logra.

El primer paso es decidir dónde y con quien pasar las fiestas teniendo en cuenta las consecuencias de tu elección. Hay quienes, por distintos motivos, pasan solos y logran estar contentos y tranquilos porque no piensan en ideas negativas.

El pensamiento positivo es: “elijo pasar un buen momento, me conecto y agradezco todo lo que soy, lo que tengo, lo que aprendí”. Así, evito focalizar en lo que no soy, ni en lo que no tengo, ni en las ausencias, ni peleas , ni conflictos.

Fuente : Eme de Mujer

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