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Partidos favorables a aplicar esencialidad en la educación para frenar paros

Los líderes de todos los partidos coinciden en la necesidad de resolver los problemas de la educación y están dispuestos a reunirse para establecer un gran acuerdo

Desde el Frente Amplio comenzaron a emitirse señales para que en educación, área donde el gobierno se muestra débil al no lograr los resultados esperados, se alcance un acuerdo multipartidario de largo plazo. Hay incluso quienes están dispuestos a cambiar el marco jurídico para que pueda ser declarado servicio esencial. Los líderes políticos, conscientes de la magnitud del problema, respaldan volver a negociar.

De la revisión de los programas de los partidos y conversaciones con los líderes, surge que los candidatos tienen puntos de coincidencia para incluir en un acuerdo nacional. La extensión horaria de los clases; que haya más escuelas de tiempo completo; apoyo a carreras técnicas; la exigencia de mejores resultados; la universidad de la educación; y hasta en las críticas a los paros, hay niveles de acuerdo.

La idea de un nuevo pacto surgió en plena campaña luego de un año 2013 donde los docentes jaquearon al sistema con demandas de todo tipo.

Los resultados de las pruebas Pisa que revelaron que los estudiantes no cuentan con las capacidades básicas para insertarse en una sociedad moderna; el alto índice de deserción en los liceos; la cantidad de los que no pasan de año; y los reclamos de los profesores que derivaron en paros, prendieron la luz roja en el sistema político.

El camino del acuerdo ya se recorrió en la administración del presidente José Mujica, a impulso del senador nacionalista Jorge Larrañaga (Futuro Nacional) .

Ahora, en medio de críticas y un desencanto generalizado, un aumento del presupuesto que todos reconocen, y sin encontrarse el rumbo, el oficialismo apuesta nuevamente a convocar a los partidos.

Para el gobierno, el acuerdo que impulsó Larrañaga en 2010 se cumplió en las grandes líneas, pero en la oposición hacen una lectura distinta, incluido el líder de Futuro Nacional que se distanció de Mujica. Sin desconocer los problemas, el Poder Ejecutivo destaca las mejoras en la UTU, cuya oferta interesó a los jóvenes, y la creación de la Universidad Tecnológica del interior. También, en medio de enfrentamientos con los gremios y los malos resultados de los estudiantes, Mujica cambió dos veces las autoridades de Secundaria y una vez las del Codicen, intentando un golpe al timón.

Los líderes políticos coinciden que la educación sigue entre las cuestiones urgentes a resolver.

Larrañaga manifestó a El Observador que está dispuesto a participar de un nuevo acuerdo por la educación, aunque señaló que Vázquez debería hacerse responsable de los objetivos que no se alcanzaron en este gobierno.

Pedro Bordaberry, candidato de Vamos Uruguay, presentó en diciembre cuatro proyectos sobre educación –que el Senado tratará el mes próximo– y envió esas propuestas a los demás candidatos. En 48 horas, dijo Bordaberry ayer a El Observador, le respondieron Larrañaga y Tabaré Vázquez mostrando su disposición a conversar. “Debemos insistir con un gran acuerdo para la educación” dijo Bordaberry. Sus propuestas son para que las clases tengan un mínimo de 200 días al año, que los liceos públicos puedan tener una gestión comunitaria, que haya una universidad para la educación y planteó cambios en la gestión educativa.

El candidato principal del Frente Amplio, Tabaré Vázquez –primero según las encuestas–, advirtió el miércoles que necesariamente deberá haber una “reforma educativa”. Además, calificó de “inaceptable” los números de repetición. En su regreso a la campaña luego de dos semanas de inactividad, desde Cerro Largo, Vázquez se comprometió a buscar “consensos políticos” para alcanzar un acuerdo educativo que defina el rumbo de la enseñanza.

Su rival en la interna, la senadora Constanza Moreira, colocó a la educación como el primer punto en sus “acentos programáticos”. Moreira quiere desarrollar “un Plan Nacional de Educación” que demandará “un gran acuerdo social” entre la comunidad educativa (docentes, estudiantes y familias) y la comunidad política (Estado, partidos y cuerpos técnicos especializados).

El colorado José Amorín Batlle (Propuesta Batllista) apoya un acuerdo nacional y así lo anunció en febrero pasado.

Pablo Mieres del Partido Independiente, coincidió con que la educación necesita de “un gran consenso” por lo que el camino de acordar “es razonable”. “El asunto es ver si después se está dispuesto a tomar decisiones que no son fáciles. Ya pasó que el Frente no se animó a remover a actores, como las corporaciones docentes, que bloquearon los cambios”, dijo Mieres a El Observador.

Raúl Sendic entiende que la educación debería ser declarada “esencial” lo que frenaría los paros– aunque ese planteo implicaría cambios en la ley. Larrañaga está dispuesto a seguir ese camino, siempre y cuando se esté ante una emergencia educativa. Además, advirtió que primero se tiene que estudiar si es jurídicamente viable. Vázquez, dijo en diciembre al canal VTV que no tolerará que se pierdan más días de clases en la enseñanza al punto de estar dispuesto a declarar “esencial” ese servicio si las circunstancias lo requieren.

EL OBSERVADOR

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