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Paz en Gaza y los palestinos celebran la victoria

Israel y Hamas acordaron un alto el fuego indeterminado tras 50 días

En el día 50 del conflicto entre Israel y Hamas en torno a Gaza, las partes llegaron a un acuerdo aparentemente definitivo para poner fin a la guerra. El mismo incluye un alivio paulatino del bloqueo económico y del control militar israelí sobre Gaza, por lo que los palestinos lo tomaron como una victoria y celebraron en las calles. En Israel hubo críticas al primer ministro Benjamin Netanyahu.

Por primera vez tras casi dos meses, varios jefes de Hamas aparecieron en público en Gaza, donde invitaron a los residentes a salir a las calles y “celebrar el acuerdo por los reclamos del pueblo palestino”.

El acuerdo fue anunciado por Hamas en torno a las 17:00 horas locales y fue confirmado dos horas después por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y por el Gobierno egipcio, que ha mediado en su consecución.

Además de en Gaza hubo celebraciones en Cisjordania, el otro territorio palestino, y los líderes de Hamas felicitaron a su gente por una resistencia que, a su entender, les mereció una victoria.

Según el movimiento palestino, los términos del acuerdo incluyen un alivio del bloqueo israelí, tal y como exigían antes del conflicto y como pedía desde hace meses el grueso de la comunidad internacional.

Este alivio incluye la apertura del paso fronterizo de Rafah -que quedará bajo el control de la ANP, como deseaban Israel y Egipto-, la ampliación de la zona de pesca y la relajación de las restricciones israelíes para salir de la Franja.

Aplazada por un mes ha quedado la discusión de otros asuntos, como la reapertura del puerto y el aeropuerto, la liberación de prisioneros, la entrega de los cadáveres de los soldados israelíes caídos en esta guerra y en poder de las milicias, y según fuentes israelíes, el pago de salarios a los funcionarios de Hamás.

El acuerdo también fija las condiciones para la reconstrucción de Gaza, que según el presidente palestino Mahmud Abás es ahora la tarea más urgente. Recientemente las autoridades de Gaza estimaron en US$ 6.000 millones el costo estimado de la reconstrucción, algo imposible con el territorio bloqueado.

En una rueda de prensa ofrecida en Ramala, Abás agradeció a Catar y al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, el papel desempeñado durante las negociaciones y aseguró que la ONU iniciará de manera inmediata el envío de ayuda humanitaria al enclave, objeto de “una destrucción inimaginable”.

Según datos de Naciones Unidas, más de 450.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus casas en la Franja, miles de las cuales han quedado destruidas o sufren daños estructurales que las hacen inhabitables.

Además, los bombardeos israelíes han destruido gran parte de la canalización de aguas y condenado a los gazatíes a la oscuridad, con apenas seis horas de electricidad al día.

Silencio en Israel

En contraposición con la algarabía gazatí, en Israel los comentarios fueron de bajísimo perfil. Un portavoz del primer ministro Benjamin Netanyahu comentó en un comunicado la aceptación de la propuesta egipcia y aseguró que asistirá a las conversaciones sobre el futuro de Gaza en El Cairo sólo si se comprueba un “fin total de los ataques terroristas” desde el enclave.

Pero no hubo posteriores declaraciones del primer ministro ni del Ejército ni de los voceros oficiales. Ayer parecía que la noticia los había dejado mudos o sin capacidad de reacción.

Los que sí hablaron fueron los ministros de extrema derecha -el canciller Avigdor Lieberman y el de Economía, Naftalí Bennett-, que se mostraron contrarios a la resolución del conflicto.
Y ante la falta de voces oficiales, en la prensa local aparecieron varios comentarios y análisis de la situación. Uno de ellos era el artículo que Amir Oren publicó en el diario Haaretz. “Los palestinos sangraron mucho más, pero luego de dos meses, pueden ver una mejora potencial en su situación”, redactó. El título de su análisis era bastante gráfico: “Hamas 1 – Israel 0”.

Pérdidas para ambos

Si bien hubo victorias puntuales, el conflicto como tal supuso pérdidas para los dos bloques. En términos de vidas humanas, los palestinos fueron los más afectados, con 2.140 fallecidos, más de 10.200 heridos y 475.000 desplazados. Entre los fallecidos se cuentan 1.454 civiles y los demás serían miembros de Hamas.

Hubo 37.650 casas que quedaron inhabitables, 216 escuelas dañadas y 58 hospitales bombardeados, de acuerdo con datos de la agencia de ONU para los refugiados palestinos.

En Israel fallecieron 67 personas (64 soldados y tres civiles) y no hubo mayores daños materiales. Tal vez el principal perjuicio del conflicto, más allá de las vidas cegadas, es en la opinión internacional, que creció en criticismo hacia el gobierno de Benjamin Netanyahu. Al interior de Israel el mismo Ejecutivo quedó igualmente diezmado aunque por la causa contraria, pues los israelíes le reprochan no haber sido lo suficientemente efectivo en un combate que fue largo y que no les reportó mayores beneficios.

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