Una edila nudista promueve otra Chihuahua en Atlántida

El departamento de Canelones tiene 72 kilómetros de costa, desde el puente de las Américas en que se separan Montevideo y ese departamento, hasta Jaureguiberry, previo al peaje que limita con Maldonado.

Ahora, la Comisión de Medio Ambiente de la Junta Departamental de Canelones, se apresta a evaluar y aprobar la redacción final de la Ordenanza Costera canaria.

Fue redactada por diferentes actores involucrados, desde la Dirección de Recursos Acuáticos hasta la Prefectura, pasando por la intendencia y otros organismos competentes.

En esta comisión se intentará dar el formato final -previo a su paso por el plenario de ediles- a un articulado donde se contemple la mayor cantidad de criterios y reglamentos que promuevan el uso cuidadoso de los espacios costeros.

En el borrador están incluidas las opiniones de los entendidos. «Buscamos consultar por los usos múltiples del espacio costero, establecer criterios y reglamentos. Esta norma abarca toda la costa del departamento», dijo a El País la edila Lyliam Espinosa, de Asamblea Uruguay.

En esa ordenanza se incluirá la delimitación de zonas de baños, de «conductas personales» en la playa, práctica de deportes, el transporte vehicular, animales domésticos, pesca artesanal y deportiva entre otros, añadió la edil oficialista.

El más llamativo de los artículos es el 19. En él se reglamentarán zonas de playa donde se permite el nudismo. En tal sentido, la edila es promotora de la modalidad por ser usuaria de un espacio destinado a esa práctica desde hace años en Atlántida.

Se trata de una zona de «arena negra» que no tiene guardavidas ni está dentro del circuito de guardavidas. Está a metros del emblemático monumento del águila, en una especie de codo, rumbo a Villa Argentina.
«Por vivir en la zona, conozco un lugar donde vecinos -y también los que no lo son- practicamos nudismo desde hace 15 años», indicó.

Consultada sobre si hubo problemas alguna vez por esta circunstancia, dijo que «nunca se produjo ningún incidente» porque Prefectura ya sabe que existe este espacio.

Hay quienes pasan caminando por la orilla del agua y pueden ver a quienes están practicando nudismo. Y aunque en los hechos está consagrada como tal, a Espinosa le interesa que exista al menos un cartel que indique su existencia.

«Me pareció oportuno, antes de que se votara en la comisión, hacer el aporte», dijo. Solicitó «la señalización en la ruta de playa naturista». Pero además, la edila pidió que se incluya en la guía de turismo gay friendly «ya que nuestro departamento no está incluido en ella», dijo.

A la playa nudista va un perfil variado de personas. Los que saben que allí se practica, concurren sean o no del lugar. Más que nada son parejas de edad media, aunque de todas las edades.

EL PAÍS